Capitulo 27Se desnudaron lentamente y arrojaron de forma descuidada su ropa en el suelo.
Con largos y delicados movimientos, las manos de Nicky se deslizaron sobre el espléndido pelo de Ava, desde lo alto de su cabeza hasta su cintura, evadiendo las suaves curvas que había debajo de él.
-Será mejor que hagas algo con tu pelo -sugirió- o se empapará.
-Puedo envolverlo con una toalla -dijo ella.
-Hazlo -las manos de Nicky se cerraron sobre los senos de Ava y él sintió cómo sus pezones se ponían erectos- No quiero que nada se interponga en mi camino, cuando te toque.
-No -contestó ella y sus uñas lo arañaron con suavidad- Yo tampoco.
Nicky se separó de ella y se dirigió a toda prisa a la caseta circular donde estaba la ducha, una caseta de cristal. Ava tomó una toalla de baño de uno de los toalleros y se envolvió el pelo con una especie de turbante.
El la estaba esperando ya, con el jabón en la mano y el agua cayendo sobre su torso y piernas, cuando ella se metió en la ducha. Con un solo movimiento, él cerró la puerta de cristal y la metió bajo el agua. Ava lanzó una exclamación ahogada cuando sintió la piel caliente de Nicky contra la suya.
-¿Está a la temperatura correcta? -preguntó él
-Perfecta -suspiró ella.
Mientras la sujetaba con un brazo, Nicky le dio la vuelta para que la cascada de agua cayera sobre su espalda. Después la soltó y empezó a formar una abundante espuma en sus manos.
Con largos movimientos acariciadores, esparció la espesa espuma sobre sus hombros y su delicado cuello, después bajó y subió a lo largo de uno de sus brazos, haciendo que a Ava se le pusiera la carne de gallina. Uno por uno , le enjabonó cada dedo. De la misma forma lenta ,y con los mismos resultados, le enjabonó el otro brazo y los senos.
Con un deseo apenas controlado, tiró un poco de ella, haciéndola sentir la suavidad de sus labios, así como la afilada agudeza de sus dientes. Ella tuvo que aferrarse a la varilla para las toallas, que había en la puerta de la ducha, para no caer. Olas del más intenso placer se vocaba sobre ella.
-Así es como me gustaría empezar cada nuevo día contigo -dijo Nicky cuando por fin apartó la boca de ella.
Su tono era bromista pero la expresión de sus ojos no podía haber sido más seria. Nicky cogió el jabón y formó nueva espuma.
Con movimientos lentos, los dedos de Nicky recorrieron la delicada línea de las costillas de Ava y se desliazron por su estrecha cintura y sobre la suave curva de su estómago. La joven podía sentir el calor de la piel masculina a través de la espuma, el deseo intenso de las manos de él al moverse sobre ella. Los bajos sonidos que procedían del fondo de su garganta revelaban a Ava el placer que encontraba tocándola, e intensificaba el suyo.
Nicky se arrodilló ante ella, le levantó una pierna y apoyó su pie firmemente sobre su rodilla. Con ambas manos esparció a cremosa espuma alrededor del muslo de ella, con sus uñas recorriendo la sensible parte interna del mismo. Después aplicó más espuma a todo lo largo de su pantorrilla y de su pie. Cuando terminó de hacer lo mismo con la otra pierna y el otro pie, la soltó y se incorporó. Ava no sabía cómo estaba logrando mantenerse de pie, a pesar de la varilla a la que se aferraba.
Nicky dio un paso atrás para admirar su tarea. Su mirada se desizó por ella de una forma tan completa y candente como lo habían hecho sus manos y se detuvo en el brillante montículo negro que había entre sus muslos. Le dirigió una ligera sonrisa.
-Me parece que me falta un lugar -con rapidez, sus dedos se movieron para introducirse en el corto y rizado vello, haciéndola lanzar una exclamación ahogada- No puedo permitir que eso suceda. Quiero sentir cada parte tuya -su mirada se hizo profundamente posesiva- Cada centímetro tuyo.. por dentro y por fuera.
Ava contuvo el aliento al oírlo. Lanzó un gemido cuando sintió que sus dedos se desalizaban hacia ella con largos movimientos rítmicos, abriéndola de forma tentativa, antes de deslizarse profundamente en ella. La mano de Ava se aferró de forma convulsiva del toallero, haciendo que la puerta de cristal de estremeciera dentro de su marco.
-Eres tan increiblemente suave y cálida -gimió Nicky- Como seda caliente.
Cerró los ojos con fuerza para bloquear cualquier otra sensación que no fuera el ardiente contacto de ella. Durante interminables momentos la acarició, mientras la respiración de él se iba acortando con cada movimiento. La respiración de Ava se había convertido en parte del rugido que sentía en sus oídos y que no podía distinguir del sonido que producía el agua al caer sobre su espalda.
-Date la vuelta - ordenó con voz ronca.
-Nicky, yo... no sé cuánto podré soportar.
-Date la vuelta.
Ella obedeció, temblorosa, y cambió la mano con que se aferraba al toallero.
Las manos de él enjabonaron su nuca y después le dieron un masaje en los hombros, disolviendo lo que quedaba de tensión, como resultado de la noche sin dormir. Sin embargo, ahora podía sentir un tipo diferente de tensión que se iba apoderando con más y más fuerza de sus entrañas. Cuando él terminó de enjabonarla por detrás, después de detenerse unos momentos, eróticamente, sobre las curvas de su trasero, no había una sola parte de su cuerpo que no estuviera cubierta con la espesa y cremosa espuma.
-Pareces cubierta de nata -dijo él con voz baja e insinuante, cuando le dio la vuelta de nuevo- Estás como para comerte.
-Eso no es justo -protestó Ava con voz temblorosa, vlviendo la cabeza antes de que él pudiera besarla de nuevo -¿Nunca has oído hablar de la igualdad de derechos? ¿Cuándo me toca a mí enjabonarte?
-Ahora mismo -sus brazos la envolvieron y la adhirieron a él. La piel húeda se deslizó contra la otra piel, igualmente húmeda. Nicky la frotó contra él, tranfiriendo la espuma de parte de delante de Ava a su pecho.
-No -gimió ella- No. No es justo. Yo quiero tocarte también.
-¿De verdad? -preguntó, con una extraña emoción en la voz.
-Sí -suspiró ella, ansiosa de darle tanto placer como él le había dado a ella- ¡Oh, sí!
Con la seriedad de una persona que realiza una tarea por primera vez, extendió con cuidado la espuma a lo largo de su cuello, para descender después a sus hombros y brazos. Le encantó la sensación que le producian sus músculos mojados cuando se contraían al sentir el tacto de ella, así como el contraste que había entre su dura fuerza y la suavidad de su piel.
Con fascinación, exploró cada línea y cada curva de su pecho, sintiendo el irregular ascenso y descenso de su respiración bajo las palmas de de sus manos. El corazón de Nicky empezaba a latir con más fuerza y más rapidez. Con los ojos entornados, Ava palpó lentamente las diferencias que existían entre el cuerpo de él y el suyo.
Un gemido escapó de Nicky. Una oleada de amor, tan intensa que no podía compararse de modo alguno con nada que hubiera sentido por otra mujer, lo invadió cuando ella lo miró. Tenía espuma en la punta de la nariz y en la barbilla. Sus mejillas estaban encendidas y sus ojos parecían brillantes esmeraldas.
-Me encanta tocarte -le confesó con voz convertida en un murmullo ronco.
Sus manos se deslizaron por el cuerpo de él.
El targó el nudo que se había formado en su garganta.
-Y a mí me encanta que me toques.
Ella se echó a reír de pronto, cuando su dedo descubrió el ombligo de Nicky. Impulsivamente se inclinó y depositó un beso en él. El sotó el jabón.
Ella rió de nuevo y se inclinó sobre una rodilla para recoger el jabón. Con rapidez volvió a formar más espuma. El jabón salió volando de las manos de ella cuando Nicky se inclinó, la tomó por los brazos y la hizo incorporarse.
-Ya basta -dijo con voz ronca, y su boca buscó hambrienta la de ella.
-Pero no he terminado todavía -protestó ella, evadiéndolo.
Los dedos de él se clavaron en sus hombros.
-¿Sabes lo que me estás haciendo?
-Espero que algo tan maravilloso como lo que me haces tú a mí -con suavidad, de forma amorosa, ella rozó los labios de él con los suyos- Nunca pensé que algo pudiera ser tan maravilloso.
Ava lo besó profundamente. Una de sus manos subió para enredarse en su húmedo pelo rubio; la otra descendió ansiosa por el cuerpo de él para hacer nuevos descubrimientos.
Cuando encontró su carne excitada, sus labios la recorrieron de forma ligera, tentativa. Lo exploró. Ella nunca había sabido que el simple acto de tocar pudiera ser tan erótico. Su mano se cerró sobre él, rodeándolo. Un violento estremecimiento sacudió a Nicky. Echó la cabeza atrás, mientras todo su cuerpo se ponía rígido de placer. Ella podía sentir cómo la excitación de él crecía, mientras continuaba explorando su potencia mascuina.
Su nombre fue un grito en los labios de él, cuando oprimió éstos contra los suyos. Sus brazos la rodearon y la empujaron de tal modo que ambos quedaron bajo la cascada de agua. Con profundos embates de su lengua, Nicky llenó la boca de Ava, anticipándole la forma en que pronto llenaría su cuerpo. El agua se volvó sobre ellos llevándose toda la espuma.
-¡Dios mío, me estoy muriendo por tí! -logró decir con dientes apretados cuando separó su boca de la de ella.
-Sí -suspiró ella.
Nicky cerró los grifos y la sacó en brazos de la ducha. Le quitó el turbante de la cabeza y dejó caer su pelo por sus hombros y espalda. Ella supuso que él iba a usar la toalla para secarla, pero se limitó a tirarla al suelo, con impaciencia.
Gotas de agua se acumularon y resbalaron por el cuerpo de ella mientra él la llevaba al dormitorio. Sin molestarse en abrir la cama, la dejó sobre el edredón. Ava se estremeció al sentir el contacto del frío satén contra su piel caliente. El cuerpo de él cubrió el de ella.
El volvió a apoderarse de su boca en un beso rígido y feroz, y se deslizó entre las piernas de ella con más brusquedad dela que hubiera querido. Sus brazosla rodearon con fuerza, apretándola contra él, mietras observaba su cara con intensidad.
-¿Me deseas?
Ella lo deseaba tanto que apenas podía respirar, ya no digamos hablar. Lo único que pudo hacer fue mover la cabeza de arriba a abajo.
Eso no fue suficiente para él. Con movimientos deliberados, se movió contra ella, haciéndola sentir su calor y su dureza, que delataban lo mucho que la deseaba.
-Dime cuánto me deseas -dijo con voz ronca.
Las caderas de ella subieron desesperadas hacia él, respondiendo a la necesidad y al deseo de él con los suyos propios. Cuando por fin pudo reunir las palabras necesarias, éstas salieron de sus labios entrecortadas
-Nunca pensé que podía desear tanto a alguien.
El entró en ella con un solo movimeinto profundo, haciéndola gritar. Entonces se detuvo, casi sin respirar, hasta que pasó la primera oleada de impresión provocada en ambos por su unión.
-Abre los ojos, Ava -le ordenó- Mírame.
Los ojos de lla se abrieron, revelando su confusión y su desconcierto.
-Quiero que veas que soy yo quien te está haciendo el amor, no un amante de fantasía -reteniendo la asombrada mirada de ella, él empezó a moverse dentro de ella- ¡Quiero que sepas que soy yo a quien estás sintiendo!
-¡Oh, Nicky! -exclamó ella con voz ahogada- ¡Claro que lo sé!
El resto de las palabra se convirtieron en sonidos incoherentes, cuando él empezó a penetrar más y más profundamente en ella, invadiéndola con un placer más grande del que había experimentado nunca en su vida.
Se abrió completamente,le dio todo, no retuvo nada. El duro gemido que escapó de los labios de Nicky y el extremecimiento que convulsionó su cuerpo le revelaron el placer que ella le había dado y eso la llenó de una alegría que tampoco había conocido nunca. Envolviéndolo con sus brazos y sus piernas, lo urgió a acercarse más, a penetrar más en ella, hasta que la llenó toda. Como un solo ser, se encendieron y quemaron en la misma llama, consumidos por el éxtasis.
Durante varios largos minutos peranecieron abrazados, hasta que su respiración volvió a la normalidad y el mundo que los rodeaba volvió a tomar forma una vez más. Entonces Nicky se tumbó al lado de Ava y la miró a los ojos.
-Yo siempre supe que sería así contigo.
-Yo nunca pensé que algo así fuera posible.
El sonrió.
-¿Ni siquiera en tus fantasías?
-No -suspiró ella- Nunca soñé que un amor así pudiera existir.
Su cara estaba radiante al miraro, más radiante de lo que él la había visto nunca. Tanto, que lo deslumbró.
-Conseguiré que todos tus sueños se hagan realidad, Ava -le prometió.
-Ya lo has hecho, Nicky -le echó los brazos al cuello y atrajo su cabeza hacia el suave y fragante calor de sus senos- No podría nunca desear nada más que esto.
Mucho tiempo después de que se hubieran quedado dormidos, ella siguió abrazándolo, reacia a soltar, incluso en sueños, ese amor que superaba sus más locos sueños.
FIN