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 El marido de mi hermana [NICKY]

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MensajeTema: Re: El marido de mi hermana [NICKY]   El marido de mi hermana [NICKY] - Página 2 Icon_minitimeJue Ene 31, 2019 4:44 pm

Capitulo 25

Kate colocó el último emparedado de tocino, tomate y lechuga en la fuente. La comida estaba preparada. De pronto oyó un chasquido a sus espaldas y se volvió con sobresalto. El ruido lo hizo Ellen al cascar unos huevos antes de ponerlos en la sartén.

-¿Huevos? -preguntó.

Ellen le dirigió una sonrisa.

-Claro que son huevos, amor.

Kate dirigió una mirada de espanto a la pirámide de emparedados que había preparado y luego volvió a mirar a Ellen.

-¿No pretenderás que comamos huevos también?

-Claro que los comeremos.

En aquel momento, Kate recordó la peculiar costumbre australiana de acompañar cualquier cosa con huevos fritos y tuvo que morderse la lengua para no darle un sermón a Ellen sobre el colesterol y sus funestas consecuencias.
Pronto estuvieron sentados alrededor de la mesa de pino en medio de gran barullo, pues los niños hablaban todos a la vez mientras que Nicky y Blue mantenían una conversación separados de los demás. A Kate se le quitó bastante el apetito cuando vio que los dos hombres levantaban la tapa de su emparedado para colocar un huevo frito encima del tocino. Cuando le ofrecieron la fuente, no tomó ninguno y trató de comer lo que tenía en el plato haciendo un esfuerzo considerable.
Cuando terminaron de comer, se quedó en la cocina ayudando a Ellen a fregar los platos, mientras que Nicky, Blue y los niños salían al jardín.

-¿Te encuentras mal? -le preguntó Ellen preocupada- Has comido muy poco.

Kate dejó escapar un suspiro.

-Estoy un poco cansada, la verdad. Todavía no he conseguido recuperarme del viaje y acostumbrarme al cambio de horario.

Ellen la miró preocupada.

-Ahora mismo te enseño dónde está tu habitación y duermes un poco.

Kate hizo un gesto negativo con la cabeza. No quería perderse por nada del mundo aquella experiencia que deseaba saborear minuto a minuto.

-No. Ellen, gracias. En lugar de dormir preferiría conocer la finca completa.

Ellen pareció complacida.

-Te la enseñaré en cuanto hayamos recogido la cocina.

Y en efecto, cuando terminaron, las mujeres salieron a dar un paseo.

-Ese es el cobertizo donde se esquila -le dijo Ellen señalándole una gran nave- Normalmente suelen acudir un par de docenas de muchachos para ayudarnos cuando llega el momento de esquilar a las ovejas.

Los balidos de los animales se escuchaban por todas partes, pues los alrededores de la casa estaban llenos de ovejas que pastaban.

-¿Y se pasan todo el tiempo haciendo ese ruido? -preguntó Kate.

Ellen sonrió.

-Pues si. Lo que pasa es que normalmente no pastan tan cerca de la casa.

-¿Y no tiene Blue a nadie que le ayude?

Ellen se puso muy erguida, como si se sintiera ofendida.

-Me tiene a mí, por supuesto.

-Pero tú tienes que ocuparte de los niños y de la casa.

-De todas formas, siempre tengo tiempo para darle a Blue una mano cuando le hace falta -dijo Ellen con orgullo, un poco a la defensiva.

Kate trató de imaginarse viviendo con Nicky en un lugar así y lo comprendió. Cuando Ellen se acostaba junto a su marido por la noche, estaría seguramente muerta de cansancio, pero tendría la satisfacción de saber que con el trabajo de sus manos estaba contribuyendo a mantener algo maravilloso. Kate no recordaba que la tarea de escribir y organizar ruedas de prensa para su padre le hubiera proporcionado alguna vez tanta satisfacción.

-Tienes mucha suerte -le dijo a Ellen.

-Ya lo sé -respondió su nueva amiga, con una sonrisa.


***
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MensajeTema: Re: El marido de mi hermana [NICKY]   El marido de mi hermana [NICKY] - Página 2 Icon_minitimeJue Ene 31, 2019 4:45 pm

CAPITULO 26


Pasaron largo rato paseando por la finca viendo el huerto en que Ellen cultivaba sus verduras, los gallineros y las barracas donde se hospedaban los peones en la época de la esquila.

-¿Nunca te sientes sola viviendo aquí? -se atrevió a preguntar Kate cuando entraban en la casa principal.

-Tengo a Blue y a los niños y a los personajes de los libros que Nicky me trae. -contestó Ellen empezando a subir por unas rústicas escaleras de madera-. La mayor parte el tiempo me basta con ellos.

Kate suspiró.

-Supongo que no existe nadie a quien le guste su vida tal y como es siempre.

Ellen asintió. Habían llegado al piso superior.

-¿Qué es lo que más te gusta de tu vida, Kate?

Aquella pregunta la tomó desprevenida. Al pensarlo, se dio cuenta que en realidad no había vivido antes de llegar a Australia.

-Nicky -respondió ruborizándose.

-Amar a un hombre no es motivo de vergüenza, Kate. Mira, esta es nuestra habitación, en la que dormimos Blue y yo.

Kate vio una precisosa cama de madera cubierta con una colcha hecha a mano. Había también un par de butacas de madera y unas alfombras de colores vivos sobre el entarimado. En una esquina estaba un antiguo biombo.
Kate pensaba en lo mucho que le gustaba aquella mujer. Sin embargo, no podía dejar de sentir envidia de la felicidad que ellos compartían.
Después de ver las habitaciones de los niños, Ellen la codujo al final del pasillo y abrió la puerta de una pequeña habitación en la que había una pequeña cama con cabecera de hierro pintado. La colcha también era obra de Ellen, con un estampado floral a juego con las cortinas.
Kate se quedó sin aliento.

-Es precisosa -dijo entusiasmda.

Ellen sonrió.

-Me alegro de que te guste, porque es donde vas a dormir.

-¿Y Nicky?

-Nicky puede dormir abajo, en el despacho de Blue. Tenemos un sofá cama muy cómodo.

Kate asintió mordiéndose los labios.
Ellen se echó a reír.

-Yo diría que después de esto se resarcirá con creces, ¿no crees?

A Kate no le cabía ninguna duda al respecto. Se dirigió a la ventana, que estaba abierta. El viento entraba haciendo ondear las cortinas de encaje.
Ellen corrió a cerrarla.

-Se está poniendo muy feo el cielo -dijo- Creo que amenaza tormenta.

Kate sentía el deseo elemental de estar a solas con Nicky en aquella habitación, bajo esa colcha, sintiendo sus brazos fuertes alrededor de su cuerpo.

-Supongo que tendrás cosas que hacer -dijo para distraerse de las turbadoras fantasías-. ¿Puedo ayudarte?

Ellen recordó de pronto con sobresalto que tenía la ropa tendida en las cuerdas del jardín. Bajaron corriendo a recogerla antes que empezara a llover.

-¿Y qué va a pasar con las ovejas? -gritó Kate tratando de ser entendida por encima del aullido del viento mientras sujetaba la ropa que le iba dando Ellen.

-A ellas no les molesta un poco de lluvia.

Cuando Ellen y Kate acababan de entrar, empezaron a caer unas enormes gotas de agua sobre el suelo. Se colocaron delante de la chimenea a doblar la ropa limpia, mientras los niños hacían sus deberes en la mesa de la cocina. Transcurrió una media hora antes que aparecieran Blue y Nicky, que habían ido a recoger las ovejas. Volvían empapados. Ellen corrió a quitarle la chaqueta y el sombrero a su marido. En aquel momento, Kate y Nicky se miraron a los ojos. Ella hubiera querido correr a ayudarle de la misma manera pero no estaba segura de que tuviera derecho. Al fin y al cabo esa no era su casa, y Nicky no era su marido.
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MensajeTema: Re: El marido de mi hermana [NICKY]   El marido de mi hermana [NICKY] - Página 2 Icon_minitimeJue Ene 31, 2019 4:46 pm

CAPITULO 27


La mirada de Nicky estaba llena de ternura y de burla. Así estaban, cuando de pronto él estornudó.

-Estás empapado -Kate corrió hacia él sin saber qué hacer.

-Y también tengo frío.

Kate se estremeció a pesar de que ella estaba seca y abrigada. Vaciló un momento, sin embargo, pero al final lo tomó de la mano y lo llevó junto a la chimenenea. Resultaba dilcemente sensual cuidar así de Nicky mientras se desencadenaba una furiosa tormenta en el exterior. A Kate le hubiera gustado estar a solas con él.
Con una sonrisa, Nicky la besó en la frente y empezó a quitarse la camisa. Su torso desnudo brillaba, mojado, y Kate necesitó de toda su fuerza de voluntad para no quedarse mirandolo.

-Te traeré un poco de té...

-Creo que va a necesitar algo más que un té -dijo Ellen juiciosamente.

Luego sacó una botella de brandy de un armario y un bote de café instantáneo. Kate permaneció quieta mirando mientras Ellen preparaba el brebaje a base de café, azúcar, brandy y leche caliente. Cuando le llevó una taza a Nicky, éste la miró como si quisiera arrancarle la ropa con los ojos, de una manera tan elocuente, que Kate llegó a sentirse como si estuviera desnuda delante de él. Se había olvidado de que tenían otras personas delante.

-Necesitas dormir un poco -oyó decir a Nicky.

Pero le parecía que los movimientos de sus labios no se correspondían a las palabras. Al cabo de un instante, Nicky la tomó en brazos y apretó su piel húmeda contra la franela de su camisa. La llevó a la haboitación que Ellen le mostró antes y la colocó suavemente sobre la cama.

-Los niños... -susurró Kate angustiada.

Nicky le fue quitando las botas con una sonrisa.

-No pasa nada, Katie.Lo único que hago es acostarte.

-Ojalá pudiéramos... hacer el amor -dijo Kate con un bostezo.

Nicky se echó a reír.

-Yo pienso lo mismo, nena, puedes creerme. Pero tienes razón... no debemos.

Se sentía tan a gusto sin las botas, que Kate se estiró con un gemido. Nicky le desabrochó los pantalones y se los deslizó por las piernas, y luego le quitó la camisa. Así, en ropa interior, la arropó con la colcha y su inclinó a besarla en la frente.

-Duérmete, nena -dijo con suavidad.

Kate se arrebujó entre las sábanas frías con un pequeño suspiro.

-Se está tan bien aquí...

Nicky volvió a besarla, en esta ocasión en los labios.

-Tienes todas las comodidades de un hogar, a excepción de una, por supuesto.

Kate abrió los ojos, pero tuvo que volver a cerrarlos en seguida. No se había dado cuenta de que estuviera tan cansada.

-Me dan miedo los truenos -confesó cuando el primero de la tormenta se dejó sentir.

Nicky fue por una silla y la colocó junto a la cabecera de la cama. Luego se sentó allí y le tomó una mano.

-Nunca permitiré que te pase nada malo.

Kate no recordaba haberse sentido tan protegida y tan amada en toda su vida. Mientras tanto, el cansancio la traicionaba... su lengua decía cosas sin permiso de la cabeza.

-Ojalá viviéramos en un sitio como este -dijo entre bostezos- Tú y yo, solos, con nuestros hijos.

Nicky se echó a reír suavemente.

-Ay, amor, cada vez me resulta más difícil quedarme con las manos quietas. Duérmete, anda, antes que haga algo de lo que luego nos arrepintamos.

Kate hundió la cabeza en la almohada hasta que el ruido del viento, el rumor de la lluvia y el mismo Nicky se desvanecieron en la nada.
Cuando despertó, varias horas después, la habitación estaba oscura y fría y ella estaba sola. Inexplicablemente, se tapó la cara con las sábanas y se puso a llorar.


***
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MensajeTema: Re: El marido de mi hermana [NICKY]   El marido de mi hermana [NICKY] - Página 2 Icon_minitimeJue Ene 31, 2019 4:46 pm

CAPITULO 28

Cuando bajó a cenar, Kate tenía los ojos enrojecidos y estaba silenciosa, pensando que nunca debió haber ido a Irlanda. Quizá habría evitado enamorarse tan profunda y dolorosamente de Nicky si se hubiera quedado en Estados Unidos. Más tarde, cuando fregaron y recogieron los platos. Ellen la llevó a su bastidor y le enseñó cómo hacía las colchas. Mientras ellas cosían, Nicky y Blue jugaban al ajedrez. Los niños estaban sentados delante del televisor viendo una película infantil.
Como acostumbraban a levantarse temprano y trabajaban duro, los McAlister solían estar en la cama a las ocho. Después de su siesta de media tarde, Kate no tenía sueño, pero como no quería alterar la rutina de la familia, tomó una de las novelas rosas de Ellen y después de despedirse de Nicky con un inocente beso de buenas noches, se dirigió a su habitación.
Cuando llevaba leídas cien páginas de la novela, Kate se dio cuenta de que eligió una mala lectura para mantener la mente lejos de Nicky y de los dulces placeres que descubrió entre sus brazos. Por fin cerró el libro y apagó la luz, pero no conseguía cerrar los ojos.
A continuación probó contar ovejas, y ciertamente recorrió todo el rebaño de los McAlister sin olvidar ni un solo cordero, pero al final seguía sin poder dormir, y su cuerpo seguía deseando a Nicky. En vista de sus vanos esfuerzos, volvió a encender la luz y terminó la novela que, como todas las del género, tenía un final feliz. Cuando miró el reloj y vio que estaba a punto de amanecer, decidió vestirse y bajar a la cocina.
Cuando llegó allí, encontró a Nicky junto a la chimenea, bebiendo una taza de café. El mismo debió haber encendido el fuego.

-Buenos días -dijo ella.

Nicky dejó la taza sobre la mesa y la rodeó con sus brazos, como si acabara de decirle algo romántico.

-Buenos días -respondió acercando los labios peligrosamente a los de Kate -¿Dormiste bien?

Kate sentía sus senos oprimidos contra el pecho de Nicky.

-Oh -dijo en un susurro, y la novela que leyó durante la noche y que llevaba todavía en la mano, cayó al suelo.

Nicky la soltó para recogerla, y sus ojos se iluminaron con un brillo burlón cuando reparó enla cubierta.

-Pero Katie... -dijo- No sabes cuánto me sorprendes.

Kate adoptó una actitud d etraquilo desafío.

-Pues me ha gustado -dijo- y además estoy muy impaciente por comprar algunas más.

Nicky dejó caer el libro en la mesa con una carcajada y volvió a atraerla tomándola por la cinturilla del pantalón. Kate sentía el contacto cálido de sus dedos en el vientre y se ponía cada vez más nerviosa.

-¿Nos vamos a marchar hoy? -preguntó con voz temblorosa.

Nicky asintió y se acercó a besarla en los labios.

-Sí, nena. Si tenemos suerte y la pista de despegue no está llena de barro que se hunda, nos marcharemos después del desayuno -mientras hablaba, le introdujo la mano dentro del pantalón hasta que sus dedos encontraron el hueco sedoso que se abría entre sus muslos- Si nos quedamos... no tendré más remedio que llevarte a un sitio solitario y hacer lo que estoy deseando contigo.

Al oír unos pasos procedentes de la escalera, Nicky y Kate se separaron. Kate tuvo que apoyarse en la mesa porque las piernas se le habían vuelto de goma, y todavía estaba recobrando el aliento cuando entró Blue silbando suavemente.

-Buenos días -dijo sonriéndole a los dos- Se marchan otra vez por estos cielos de Dios, ¿verdad?

-Sí, si la pista está limpia.

Bue se preparó un café instantáneo y se asomó a la ventana.

-No creo que esté muy mal -dijo- Pero también podría ocurrir que tuvieran que quedarse varias semanas.

-Nos lo has aclarado muy bien. Blue -comentó Nicky.

Su amigo le dirigió un guiño burlón.

-Estás deseando perdernos de vista, ¿eh? -bromeó- Pues mira, no me importa decírtelo. Me siento ofendido.

Nicky se echó a reír.

-Habría que ver quién tiene que darse por ofendido aquí. Ellen y tú llevan seis años sin pasar por Sydney.

Mientras los dos hombres discutían y bromeaban, Kate se preparó otro café y se puso a contemplar la salida del sol porla ventana. Verdaderamente era un espectáculo grandioso.
Nicky se le acercó al cabo de unos minutos.

-¿Qué es lo miras, nena?

-Magia -respondió Kate, feliz de tenerle a su lado.

La cocina no tardó enlenarse de vida y animación. Kate se encargó de poner la mesa meintras Ellen preparaba los cereales, pan tostado, salchichas y los inevitables huevos.
Cuando terminaron de desayunar, Blue se puso el sombrero y la chaqueta y los niños y Ellen lo despidieron como cada mañana. Kate lo contempló con un nudo en la garganta.

-Me alegro de haberte conocido, Kate Blake -le dijo a Kate antes de marcharse- Espero que vuelvas a vernos muy pronto.

Kate asintió y le dio las gracias mientras Nicky se disponía a acompañar a su amigo.
Kate sintió una punzada de tristeza ante la perspectiva de separarse de aquella familia. Ella nunca había visto un grupo así, y no sabía que todavía existiera un modo de vida tan sencillo y carente de pretensiones y que al mismo tiempo proporcionara tanta felicidad.
Nicky volvió al cabo de unos minutos, anunciando que la pista estaba en condiciones para efectuar el despegue. Kate subió a recoger sus cosas y volvió a bajar con una maleta de piel. Cuando se despidió de Ellen con un abrazo, su nueva amiga tenía lágrimas en los ojos.
Kate se mantuvo serena en la despedida, y no dio rienda suelta a las lágrimas hasta que no se encontró a solas en el avión con Nicky, en pleno vuelo.

-¿Qué te pasa? -le preguntó Nicky preocupado.

Kate se limpió las lágrimas con el reverso de la mano.

-Son tan felices... -murmuró.

-¿Y eso te parece motivo para llorar? -preguntó él un tanto asombrado

-Sí, resulta triste si uno se da cuenta de que nunca había conocido ese tipo de felicidad...

Hubo un largo silencio, en el transcurso del cual Nicky estuvo accionando los mandos hasta que alcanzaron una altitud estable.

-Abby opinaba que Ellen debía dejar a Blue y buscar un trabajo en la ciudad -dijo Nicky con una voz que no dejaba traslucir ningún sentimento.

kate se imaginó que no debía resultarle fácil hablar de Abby.

-Ellen me lo comentó -le dijo- ¿Es que Abby habría querido trabajar?

Nicky hizo una especie de ruido que pretendía ser una carcajada irónica.

-No, en absoluto. Nada más lejos de su intención. Lo que a ella le gustaba era decirle a los demás lo que tenían que hacer.

A Kate le desagradaba enormemente meter a Abby en la conversación, pero también se daba cuenta de que Nicky y ella no tenían más remedio que hablar alguna vez de su hermana, porque si no su fantasma siempre se interpondría entre ellos.

-Hablas de ella como si la odiaras -le dijo.

-Cuando el final estaba cerca, llegué a odiarla de verdad.

La conversación resultaba tan penosa para Kate que decidió dejarla y cambiar de tema.


***
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MensajeTema: Re: El marido de mi hermana [NICKY]   El marido de mi hermana [NICKY] - Página 2 Icon_minitimeJue Ene 31, 2019 4:48 pm

CAPITULO 29


-¿Dónde conociste a Blue McAllister?

-En la escuela de pilotos -respondió Nicky con prontitud, como si también le aliviara cambiar de tema- Los dos empezamos a trabajar en Austria-Air al mismo tiempo.

-¿Y Ellen?

-Era la encargada de compras para una cadena de grandes almacenes. Se conocieron en un vuelo que hacía Blue.

Kate se quedó sorprendida porque había imaginado que Blue y Ellen se criaron en el campo.

-¿Y cómo fue que terminaron viviendo en medio de estas desiertas cuidando ganado?

-Blue siempre soñó con ser ganadero, y Ellen lo amaba tanto que decidió compartir ese sueño.

Kate se quedó callada mucho rato, pensando en su propia vida y en los años que dedicó a la carrera política de su padre.

-¿Y tú, Nicky, tienes algún sueño? -le preguntó después de aquella pausa.

-Quiero seguir volando -respondió elusivo, sin mirarla.

-Tienes que desear algo más que eso -insistió Kate.

Hubo otro silencio.

-Está bien, te lo diré: me gustaría tener una mujer que me mirara como Ellen mira a Blue.

Kate sonrió.

-Eso no es tan difícil de conseguir. Supongo que tendrás un montón de mujeres a tus pies, capitán Byrne.

Nicky la miró de soslayo.

-La mayoría de ellas buscan solamente pasar un buen rato -dijo- Y quiero una mujer que sea capaz de pronunciar los votos del matrimonio con la intención de cumplirlos.

Otra vez aparecía Abby, intangible pero poderosa.

-¿Y qué me dices de ti? ¿Cumpliste los votos?

Nicky apretó los dientes.

-Nunca en mi vida he dejado de cumplir mi palabra.

Kate supo que lo decía de verdad, y también que le fue fiel a Abby, por muy desdichado que hubiera sido con ella. Enternecida, le puso una mano sobre la pierna.

-Es necesario que hablemos de mi hermana -le dijo.

-Yo preferiría olvidar que esa mujer existió -respondió Nicky

-Y entonces, ¿dónde queda Gil? El es parte de Abby. ¿Es que quieres olvidarlo también?

-No, nada de eso. Gracias a él puedo decir que esa parte de mi vida no fue un completo desastre.

Kate lanzó un suspiro.

-¿De verdad fue tan terrible?

Nicky se volvió y la miró un momento en silencio.

-Sí, fue terrible.

-Entonces, ¿por qué no te divorciaste de ella? -preguntó Kate, exasperada.

-Sí, me separé de ella. Pero a los dos días de marcharme de casa, tu hermana se tiró con el coche por el acantilado.

Hubo un denso silencio hasta que Kate se atrevió a hacer la pregunta que siempre la obsesionó.

-¿Es que te llevaste a Gil contigo? ¿Por eso ella se suicidó?

Nicky tiró de sus cabellos.

-Tu hermana no quería al niño-dijo en voz tan baja, que Kate sólo podía oírlo a duras penas- Aquella tarde lo llevó a mi oficina y lo dejó con la secretaria junto con una nota en la que me comunicaba que iba a reunirse con su amante en Brisbane. Según ella, iban a casarse cuando hubieran finalizado los trámites del divorcio.

Kate cerró los ojos. Aunque cualquier recuerdo de Abby le resultaba doloroso, era un alivio saber, al menos, que su hermana no se suicidó.

¿Y por qué no nos has contado todo esto antes? Mis padres y yo siempre creímos que se mató a propósito.

-En aquella época a nadie le interesaba lo que yo pudiera decir -respondió Nicky.

Y era verdad. Todos quedaron tan afectados por lo sucedido, que no se dedicaron a indagar a fondo. En aquel momento Nicky comenzó a maniobrar el avión para aterrizar, y la conversación llegó a su fin.


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MensajeTema: Re: El marido de mi hermana [NICKY]   El marido de mi hermana [NICKY] - Página 2 Icon_minitimeSáb Feb 09, 2019 4:48 pm

Capitulo 30


La zona de acampada se encontraba al abrigo de un cañón rico en vegetación que albergaba un pequeño lago de montaña. El avión le dejaron a un par de kilómetros de distancia y tuvieron que llegar hasta allí andando con todas sus cosas. Después de hacer varios viajes, cuando Nicky consideró que ya tenían todo lo necesario, empezó a montar la tienda, mientras que Kate se dejaba caer sobre la hierba, extenuada después de los paseos al avión.

-Yo que tú no me tiraría al suelo de esa manera, sobre todo habiendo serpientes.

Kate se puso de pie de un salto y miró a su alrededor como loca. Cuando vio que no había ninguna serpiente en los alrededores, se sentó en el suelo.

-Seguro que a continuación me dirás que en el lago hay cocodrilos -dijo señalando hacia el agua.

Nicky le dirigió una sonrisa.

-Lo único que te ruego es que no me pidas que capture uno, porque ni esto es una película, ni yo soy Indiana Jones.

-¿Insinúas que ni siquiera intentarías salvarme?

-Yo creo que habría que salvar al cocodrilo, más bien..., el pobre -dijo sacudiendo la cabeza.

-Pero, ¿qué clase de irlandés eres? -le preguntó Kate conuna sonrisa, cruzando los brazos sobre el pecho.

-La clase de irlandés que es capaz de entendérselas con una chica como tú -dijo Nicky sacudiendo las manos depsués de haber completado el trabajo con la tienda- Vamos -añadió tomando una caja de cebos y unos sedales- Tenemos que pescar nuestra cena.

-¿Cómo la cena? Ni siquiera hemos comido.

De pronto, Nicky dejó caer los sedales y la caja y se dirigió hacia ella con una sonrisa amenazadora.

-Así que no hemos comido, ¿eh? Esa idea me gusta, mira tú por dónde. Ven aquí, Kate, y dame una buena comida.

Kate se sonrojó y retrocedió un paso, seujetándose los botones de la camisa inconscientemente. Ella lo deseaba tanto como Nicky a ella, pero prefería estar con él a solas en la intimidad de la tienda, más tarde, por la noche.

-Me parece mejor que vayamos a pescar -dijo muy seria.

Pero Nicky seguía avanzando. Sin embargo, de pronto se quedó quieto, como petrificado, con el rostro desfigurado por una mueca de horror.

-¡Cuidado! -gritó mirando detrás de ella.

Kate se lanzó instintivamente en sus brazos, pero cuando estuvo cerca se dio cuenta de que reía a carcajadas. Luego se volvió y comprobó que detrás de ella no había nada.

-¡Eres un malvado! -gritó dándole golpes en el pecho.

Nicky la sujetó por la cinturilla del pantalón, y lo desabrochó en un segundo.

-Has pasado toda la noche en vela, deseándome -le susurró con voz ronca.

Era la verdad, y Kate no podía negarlo, por mucho que quisiera.

-¿Como lo sabes? -respondió empezando a perder las fuerzas.

Nicky introdujo la mano por debajo de su camisa y trazó el contorno de su seno cálido y redondeado.

-Me lo imaginaba -respondió sonriente al ver que ella se estremecía cuando le pasaba el dedo por el pezón.

-Pero Nicky... podría vernos alguien -consiguió decir Kate entre jadeos.

-Solamente los osos y serpientes -respondió Nicky encogiéndose de hombros.

Siguió desabrochándole la camisa, y ella no pudo hacer nada para detenerlo, porque era como si hubiera perdido la voluntad.

-Pero... podríamos meternos en la tienda.

-No, Katie. Quiero poseerte a la luz del día.

Kate se estremeció cuando Nicky le sacó la camisa y la tiró en la hierba. Sus redondos senos abultaban contra el fino tejido de la camiseta, erectos como una prueba de la excitación que se iba adueñando de ella.
Nicky se agachó para quitarle las botas y los calectines, mientras ella se recreaba en la erótica y nueva sensación de sentir aquellas manos calientes y ansiosas en los pies Después la despojó del pantalón y de la ropa interior, que deslizó muy despacio por su piel, hasta que al final Kate quedó desnuda ante él.

-Dios mío, ere preciosa -murmuró recorriéndola con la mirada y apoyando las manos en la suave curva de sus caderas.

Kate alzó las manos para deshacerse de la trenza del pelo, encantada al ver de qué modo miraba Nicky la elevación de sus senos desnudos. Luego sacudió la cabeza hasta que su melena se desparramó libre sobre los hombros. En aquellos momentos resultaba fácil creer que Nicky y ella eran el único hombre y la única mujer de la creación.
Nicky se quitó la camisa. Después Kate se adelantó a desabrocharle el cinturón. Nicky lanzó un gemido y echó la cadera hacia atrás cuando Kate lo acarició con suavidad. Fuera de sí, Nicky la asió por los hombros y la atrajo.

-No sabes cuánto te necesito -le dijo Kate entre gemidos- Por favor, no me hagas esperar.

-No creo que fuera capaz de hacerte esperar demasiado -susurró Nicky.


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MensajeTema: Re: El marido de mi hermana [NICKY]   El marido de mi hermana [NICKY] - Página 2 Icon_minitimeSáb Feb 09, 2019 4:48 pm

Capitulo 31


Entonces, la elevó por la cintura.
Luego la hizo descender muy despacio, deteniéndose a cada momento para que el placer se prolongara y Kate tuviera que pedirle que continuara. Cuando Kate lo sintió por fin dentro de sí, su necesidad era ya un delirio.

-Ah, Nicky... -susurró- Por favor...

Pero él se detuvo y la echó hacia atrás cuando sólo estaban parcialmente unidos, para poder tomar uno de sus pezones con la boca. Con aquel nuevo contacto, Kate se sintió invadida por una oleada inmensa de placer, y como ya no podía más, empujó con todas sus fuerzas hasta que lo sintió muy dentro y se hizo de las riendas de la situación.
Nicky lanzó un gemido y volvió a levantarla poco a poco, sin dejar de acariciar su pecho con avidez. Kate le pasó un brazo por el cuello y hundió la otra mano entre el pelo repitiendo su nombre sin cesar.
Finalmente, Nicky alcanzó los límites de su control y se dejó caer en la hierba, de rodillas, abandonándose a Kate. Ella empezó a moverse encima de él, totalmente dominada por su cuerpo mientras su mente se perdía en un universo distinto.
Cuando Kate gritó sacudida por un placer insoportable, Nicky levantó sus senos con ambas manos, juntándolos y acarició los dos pezones con la lengua.
Kate siguió gritando y gritando mientras su cuerpo se liberaba de la tensión acumulada en una sucesión de espasmos.
Todavía se encontraba aturdida cuando a Nicky le llegó su momento. Se puso tenso de forma violenta y elevó las caderas con todas sus fuerzas.
Kate deseó en silencio que Nicky le hubiera dado un hijo para que por lo menos le quedara algo de él cuando sucediera lo inevitable y tuvieran que separarse. De pronto, fue como si todos su miedos y sus sueños se enredaran y rompió a sollozar contra el hombro de Nicky.
Él todavía respiraba con dificultad,pero le acarició la espalda con ternura.

-¿Qué te pasa, nena? -le preguntó cuando por fin pudo hablar.

Kate lo miró a los ojos y se sintió incapaz de hablar de su próxima separación, cuando sus cuerpos seguían estando unidos.

-Abrázame -le dijo.

Nicky recogió su camisa del suelo, sin soltarla, se la puso sobre los hombros temblorosos y la abrazó tal y como ella pedía.

-Te amo -le dijo entonce.

Por un momento, Kate no podía dar crédito a lo que acababa de oír.

-¿Qué? -preguntó poniéndose tensa.

El se echó a reír, abrazándola todavía con más fuerza.

-Que te amo.

Kate se separó lo suficiente como para poder mirar bien los ojos increíblemente azules.

-¿De verdad? -le preguntó.

Nicky lanzó un suspiro de impaciencia.

-Esa no es la respuesta que se acostumbra a dar a semejante declaración, Katie.

Kate fingió que estaba pensando una respuesta.

-Yo también te quiero -dijo por fin- Siempre te he amado -añadió con suavidad.

Nicky la besó con toda la pasión de que era capaz, y Kate lo sintió estremecerse en su interior mientras le acariciaba los senos.

-Cásate conmigo -respondió.


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MensajeTema: Re: El marido de mi hermana [NICKY]   El marido de mi hermana [NICKY] - Página 2 Icon_minitimeSáb Feb 09, 2019 4:49 pm

Capitulo 32


Nicky retiró la camisa que le había echado por los hombros y tomó sus senos con ambas manos.

-Voy a ser un marido muy exigente -dijo acariciándole los pezones con las yemas de los dedos.

-Y yo seré una mujer muy exigente, también -murmuró Kate empezando a moverse encima de él cuando notó su excitación.

Nicky frenó sus movimientos para prolongar aquella deliciosa fricción.
Mientras le mordisqueaba la oreja, le dijo:

-Querré poseerte a menudo.

-Me parece muy bien -jadeó Kate, mientras se retorcía ligeramente.

Nicky lanzó un gemido, sensibilizado por aquel movimiento, y la hizo tumbarse sobre la hierba, abalanzándose encima de ella. Se retiró un momento y luego volvió a penetrarla. Kate consiguió la satisfacción en primer lugar, por lo que pudo disfrutar del placer de llevar a Nicky hasta el orgasmo. Le acarició la espalda mientras le susurraba palabras tiernas y atrevidas al oído. Nicky luchaba contra lo inevitable, hasta que ya no pudo más y sucumbió.
Cayó sobre Kate sin aliento y sin fuerzas, pero de todas formas siguió abrazándola. Después quedaron tendidos el uno junto al otro, y Nicky le besó la frente y la estrechó con fuerza.

-Espero haber quedado embarazada -murmuró Kate.

Nicky se sentó de golpe y la miró alarmado.

-¿Cómo dices?

-He dicho...

-¡Sé perfectamente lo que has dicho, maldita sea! -rugió Nicky.

Maldijo en voz alta, se puso de pie y empezó a vestirse. Mientras tanto, Kate lo miraba entre sorprendida y asustada.

-Nicky...

-Creía que tomabas algo para evitarlo -dijo él.

Para Kate aquello fue como recibir una bofetada.

- O sea, que creías... -exclamó furiosa tomando su ropa- ¡Maldito seas, Nicky Byrne!

El dio media vuelta revolviéndose el pelo.

-¡No seré capaz de soportarlo si te marchas llevándote un hijo mío -dijo en voz tan baja que Kate apenas pudo oírle.

Kate sintió que los ojos de le llenaban de lágrimas de alivio, de confusión y de amor. Cuando tuvo puestos el pantalón y la camiseta se volvió hacia él.

-Nicky, yo no tengo ninguna intención de marcharme.

Nicky la miró con una mezcla de despecho y esperanza.

-Te marcharás, amor. En cuanto tu padre truene los dedos, tomarás el avión y te largarás a casita.

Fuera de si, Kate dio una fuerte patada en el suelo.

-¡Cómprate un bosque y piérdete, cretino! -exclamó haciendo un elocuente gesto con los brazos que no quería decir exactamente eso.

A pesar de lo dramático de la situación, Nicky nopudo evitar reír

-¡Por Dios, nena no digas barbaridades!

Kate le lanzó una ráfaga de tierra con elpie descalzo.

-¡Vete al infierno! -ritó todavía furiosa por culpa del comentario en el que aparecía su padre. Lo que ocurría era que en su interior temía que lo que había dicho fuera verdad.

-Ven aquí -le ordenó Nicky tranquilo.

-¡Muérete! -exclamó Kate saliendo en estampida en dirección al avión.

En aquel momento hubiera vendido su alma al diablo a cambio de una licencia de piloto.

Cuando iba a mitad de camino entre la tienda de campaña y el avión de Nicky, Kate tropezó con un desnivel del terreno y empezó a girar sobre si misma sujetándose el pie y aullando de dolor.
Nicky la tomó en brazos y se dispuso a llevarla de nuevo al campamento.

-Es una suerte para ti que no sea partidario de pegar a las mujeres -le dijo dándose aires filosóficos-, porque si no, te pondría encima de mis rodillas ahora mismo y te daba unas buenas nalgadas.

Kate le dirigió una mirada furibunda.

-Bájame -le dijo.

-Si te dejo en el suelo, te va a doler -le advirtió Nicky.

Kate ya sentía que la torcedura del pie le molestaba.

-Entonces no me bajes -dijo de mala gana.

Entre risas, Nicky la sentó con cuidado sobre una roca cercana a la tienda, y después se agachó ante ella y le examinó el pie frunciendo el ceño.

-Mal asunto, nena. La próxima vez que se te ocurra tropezar, sería mejor que llevaras botas. Además, te has clavado una espina... ¿no sería eso lo que te dolía?

-Haz el favor de no ponerte en plan paternalista -susurró Kate.

Entonces, cuando vio que Nicky se disponía a arrancar la espina, cerró los ojos muy fuerte,de modo que sólo sintió un dolor intenso y a continuación un gran alivio. Pero lo peor fue cuando le aplicó el yodo; Kate tuvo que morderse los labios y contener las lágrimas. Por último, le colocó una gasa en el lugar de la herida y terminó la tarea besandole el pie.
Cuando recuperó la serenidad, Kate se armó de valor y le preguntó:

-¿De verdad sería tan terrible que tuviera un hijo tuyo?

-Sería terrible si te marcharas a Estados Unidos -respondió Nicky con los ojos fijos en las brillantes aguas del lago- No estoy dispuesto a permitir que mis hijos vivan en continentes diferentes.

-Hace un momento me pediste que me case contigo -le recordó Kate- ¿Lo decías de verdad?

Nicky se puso de pie, de manera que Kate veía su figura recortada contra la luz del sol.

-Sí, lo decía de verdad. Pero no tendremos ningún hijo hasta que sepamos con seguridad que nuestra relación marcha bien.

-Esa es la mayor tontería que he oído en mi vida -contestó Kate, mientras se ponía las botas- Si en realidad no crees que pueda salir bien, ¿para qué me pides que me case contigo?

Nicky la asió por la barbilla y la hizo levantar la cara.

-Porque te quiero y te necesito

-Entonces no veo ningún problema -respondió Kate poniéndose de pie.

-Yo sentía lo mismo por Abby -dijo entonces Nicky con voz tensa.

A continuación tomó los sedales y la bolsa de cebos y se alejó de allí.
Kate, mientras tanto, seguía sin saber si había formulado en serio su proposición de matrimonio. Le pareció que sí, pero después lo estropeó todo con aquel sombrío comentario acerca de Abby, Kate lo siguió hasta la orilla rocosa del lago y sostuvo el sedal que él le ofrecía.

-Tengo la impresión de que no confías demasiado en mí -le dijo sentándose a su lado.

Nicky se quedó un momento pensativo, mientras colcaba su cebo.

-Creo que deberíamos vivir juntos una temporada -declaró por fin.

-De ninguna manera -respondió Kate, pensando en sus padre y en ellos dos- Si no tienes la confianza suficiente en nuestra relación como para casarte conmigo, Nicky, entonces será mejor que permanezcamos en continentes separados.

-Pero, ¿en qué consiste nuestra relación, Katie? ¿Qué tenemos además de la atracción sexual?

Kate revisó el cebo y arrojó el sedal al agua.

-No lo sé. Pero si es algo aprecido a lo que vi en casa de los McAllister, me gustaría intentarlo.

Nikcy la miró con una sonrisa.

-A mi también.

Permanecieron pescando un rato en silencio, sin que ninguno de los dos consiguiera nada. De pronto, Nicky le dijo:

-Pasado mañana tengo un vuelo a Hong Kong. Ven conmigo.

Kate vaciló un momento.

-No, Nicky. Me parece que es mejor que me quede.

-¿Por qué?

-Porque quiero pasar algún tiempo con Gil, en primer lugar. Y también necesito tiempo para pensar en lo que ocurre entre nosotros dos. Por si no lo habías notado, Nicky Byrne, me cuesta un esfuerzo extraordinario razonar cuando te tengo cerca.

Nicky sonrió.

-Yo también tengo ese problema.


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MensajeTema: Re: El marido de mi hermana [NICKY]   El marido de mi hermana [NICKY] - Página 2 Icon_minitimeSáb Feb 09, 2019 4:50 pm

Capitulo 33


Kate respiró hondo. Aprovechando que hablaban con tranquilidad, ese era el momento oportuno para hablarle de la posibilidad de llevar a Gil a Estados Unidos para hacer una visita a sus abuelos maternos.

-A mamá y a papá les encantaría conocer a Gil -comenzó.

Nicky se puso tenso.

-Me parece muy bien. En ese caso, que tomen un avión y vengan a verlo.

Kate suspiró.

-Mira, Nicky, mi padre se está haciendo viejo y no está bien de salud. Creo que el viaje podría perjudicarlo.

Hubo un largo silencio.

-No confío en en él -dijo por fin Nicky, con voz dura.

Kate dio unos tironcitos de su sedal con la esperanza de llamar la atención de algún pez.

-De acuerdo, pero quiero que sepas que una vez casados, yo viajaré con regularidad a Estados Unidos, y en caso de que tengamos un hijo, lo llevaré conmigo.

Nicky se resintió como si lo hubieran herido.

-Muy bien. En ese caso, vamos a olvidarnos de la idea de casarnos y tener hijos. Así las cosas serán mucho más sencillas.

-Maldita sea -murmuró Kate entre dientes- ¿Qué te ha hecho mi padre para que lo odies tanto?

-Trató de robarme a mi hijo.

A Kate le temblaron las manos.

-Ya sé que estás convencido de que papá estaba detrás del secuestro, Nicky, pero te equivocas. El sería incapaz de hacer una cosa así.

-Sí, y también hace un mes me habrías dicho que ese como se llame de tu novio, sería incapaz de traficar con cocaína -respondió Nicky con un ademán furioso.

El recuerdo de Brad impresionó a Kate. Ella confiaba en él ciegamente y, lo único que obtuvo de su relación con él, fue una traición. Se mordió los labios y no dijo nada, pero los ojos se le llenaron de lágrimas.
Nicky puso una mano sobre la suya.

-Lo siento mucho, Kate -le dijo- No debí haberte recordado eso.

Kate no podía mirarlo a la cara.

-No, tienes razón... yo confiaba en Brad, y me habría casado con él.

-Kate.

-¿Cuál es tu secreto, Nicky? -le preguntó con tristeza, sin mirarlo a los ojos todavía- ¿Qué cosas terribles voy a descubrir sobre ti ahora que estoy tan enamorada que no puedo echarme atrás?

-Yo nunca te he mentido en nada, Kate, y no tengo intención de mentirte jamás. Yo soy lo que parezco y lo que te he dicho. Un hombre que te ama, y nada más.

Kate se refugió en su pecho y lo abrazó por la cintura.

-Si esto nos sale mal, creo que no podré soportarlo -le dijo.

Nicky hundió los dedos en su pelo y la hizo echar la cabeza hacia atrás para poder mirarla.

-No voy a traicionarte, Kate -le prometió con solemnidad.

Kate lo miró a los ojos, dejándole ver sus temores e inseguridades.

-Si me sigues queriendo, me casaré contigo -le dijo en voz baja- En cuanto regreses de Hong Kong, sacaremos la licencia.

Nicky asintió.
Kate le echó los brazos al cuello y lo besó.

-Hay otra cosa que quiero decirte, Nicky -dijo después de un largo silencio- Yo no puedo vivir en la casa de Abby.

-Me parece justo -respondió Nicky- compraremos una casa nueva después de la luna de miel.

Kate se quedó un momento callada, reuniendo valor para lo que estaba a punto de decir.

-Podríamos llevar a Gil con nosotros.

-¿En nuestro viaje de bodas? De ninguna manera, nena.

-Piensa que en Estados Unidos es verano ahora. Seguro que a Gil le encanta Seattle, y de paso podríamos llevarlo a Disneylandia.

La expresión de Nicky se ensombreció de pronto.

-Entonces, ¿se trata de eso? ¿Quieres casarte para que tus padres puedan ver a Gil?

-¡De ninguna manera! ¿cómo has podido pensar una cosa así? -exclamó Kate ofendida.

Nicky sonrió, pero su expresión seguía siendo desagradable.

-A lo mejor querrían venir para asistir a la boda. Seguro que les agradará saber que el demonio irlandés se ha apoderado de su segunda hija después de acabar con la primera.

-¡Eso que dices es terrible! -gritó Kate.

-Si, pero la verdad es la verdad, Katie. Cuando tus padres se enteren de que voy a volver a formar parte de la familia, va a haber una catástrofe y entonces tendrás que elegir entre ellos y yo.

La perspectiva resultaba aterradora... y al mismo tiempo muy probable.

-¡No! -gritó entonces Kate- ¡Maldita sea! ¡No!

Kate dejó el sedal en la hierba y con toda la calma que pudo, selevantó y se dirigió hacia el campamento, pero Nicky corrió tras ella, y la hizo detenerse asiéndola por los hombros.

-Lo único que le pedí a Abby fue amor y lealtad, y ella me pagó deshaciendose de nuestro hijo y largándose con su amante. ¡No se te ocurra acusarme de haberle hecho daño, porque te juro que le di todo lo que tenía!

Dicho aquello, Nicky se volvió bruscamente y se marchó dejando a Kate sola junto al lago, mirando cómo desaparecía por el cañón, sin mirar atrás ni una sola vez.
Pasó una hora, y Nicky todavía no daba señales de vida.
En el transcurso de aquellos minutos, Kate pensó muy seriamente en todo lo ocurrido y en su reciente conversación, y llegó a la conclusión de que la posibilidad de casarse con Nicky en un futuro próximo debía ser descartada sin ninguna duda, dado que ni él ni ella estaban preparados para asumir semejante compromiso. Abrumada por un repentino sentimiento de tristeza, Kate decidió que cuando volvieran a Sydney haría maletas y regresaría a su hotel.
A continuación dedicaría unos días para estar con Gil, y después tomaría un avión y regresaría a Seattle para tratar de reconstruir los pedazos en que había quedado convertida su vida.


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MensajeTema: Re: El marido de mi hermana [NICKY]   El marido de mi hermana [NICKY] - Página 2 Icon_minitimeSáb Feb 09, 2019 4:50 pm

Capitulo 34

Kate estaba comiendo un poco de pastel de carne enlatado cuando por fin regresó Nicky. Se quedó mirando la fogata que Kate intentó encender y sonrió.

-¿Qué es lo que tiene tanta gracia? -le preguntó ella, cansada de sus aires de superioridad.

Nicky dejó caer un montón de ramas secas junto al círculo de piedras. Sin hacer caso de la pregunta de Kate, se agachó sobre la bolsa de las provisiones y empezó a buscar.

-¿Es que no tienes nada que decir? -preguntó Kate cuando el silencio se hizo insoportable.

Nicky la miró entonces con la boca llena.

-Sí. ¿Sabes cocinar?

Kate lanzó una exclamación de furia y le lanzó una nube de tierra con el pie.

-No, y no tengo ninguna intención de aprender, así que puedes olvidarte de la idea de que voy a ser una criada para ti.

-Me parece muy bien -le dijo Nicky manteniendo la calma.

-Más aún, no tengo la intención de casarme con un individuo que tenga un carácter como el tuyo.

-Muy bien -asintió Nicky, terminando el pastel con admirable serenidad.

Kate se sentó a su lado.

-¿Es que no vas a pedirme perdón por haberte marchado así, sin decirme nada?

-No -respondió Nicky.

-¿No estás arrepentido?

-Si no me hubiera ido, te habría estrangulado, nena, y todavía no estoy seguro de haber elegido lo más justo.

Sin decir más, Kate se puso de pie y entró en la tienda. Una vez dentro, cerró la cremallera y se dijo que de todos modos su matrimonio con Nicky no podía funcionar. Después se metió en el saco de dormir que tendría que compartir con él y lloró hasta que le dolieron los ojos.

Un rato después, sintió el ruido dela cremallera de la puerta. Nicky estaba entrando. En seguida se tumbó al lado de Kate y la tomó entre sus brazos.

-No llores, nena -le susurró estrechándola contra sí.

Kate le echó los brazos al cuello.

-No podemos hacer nada, Nicky.

Él rió suavemente.

-Te equivocas, Kate. Donde hay amor, siempre hay esperanza. Pero de todas maneras tienes razón en lo que has dicho antes. Los dos necesitamos tiempo para pensar.

A pesar de que sus palabras parecían animosas, Nicky hablaba con resignación. Ella tampoco podía fingir que no pasaba nada, porque era evidente que algo ocurría.

-¿A qué te referías cuando dijiste que Abby se deshizo de un hijo? -preguntó en un susurro.

-Me refería exactamente a lo que estás pensando -respondió Nicky después de un largo silencio.

Kate cerró los ojos.

-Oh, Nicky, es terrible. Lo siento mucho.

-Sí, yo también, pero es un episodio del pasado, y lo pasado, pasado está. No creo que nos haga ningún bien hablar de Abby. Los dos estamos asustados y no hacemos más que sacar recuerdos de ella que se interponen entre nosotros.

Kate tenía miedo de que la pasión que sentían el uno por el otro pudiera convertirse algún día en una relación tan desastrosa como la que tuvieron Abby y Nicky. Pero no quería pensar en ello, porque la entristecía demasiado.

-Hazme el amor, Nicky -susurró, desesperada.

Nicky rió, pero por toda respuesta la tomó de la mano y la sacó de la tienda, en lugar de desnudarla allí.

-Empiezo a pensar que en el fondo eres un exhibicionista -le dijo Kate.


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MensajeTema: Re: El marido de mi hermana [NICKY]   El marido de mi hermana [NICKY] - Página 2 Icon_minitimeSáb Feb 09, 2019 4:51 pm

Capitulo 35


Sin hacerle caso, Nicky echó a andar por la orilla del lago, llevándola con él, hasta que llegaron a un sitio y la soltó para desnudarse rápido. Kate miró al lago con cierta aprensión.

-¿De verdad no hay cocodrilos ni serpientes en el agua?

-Claro que no -contestó él un momento antes de zambullirse.

Nicky estaba tan atractivo sin ropa, que Kate no podía apartar su vista de él.

-Ven aquí -le dijo.

-Atrápame -le respondió ella con una sonrisa pícara- Pero por el amor de Dios, estamos en invierno.

-Eres una gallina.

Al oír aquello, Kate se quitó las botas y ropa en cuestión de segundos y se lanzó al agua sin pensar más que en las criaturas que podían estar esperándola dentro. Cuando llegó frente a Nicky, con el agua a las rodillas, el se echó a reír y empezó a salpicarle agua hasta mojarla del todo.
Cuando Nicky empezó a mojarle la parte inferior del cuerpo, Kate se quedó sin aliento y los pezones, ya rígidos por el frío se le endurecieron todavía más, luego sintió que le separaba los muslos suavemente y se mordió los labios cuando la acarició con un movimiento repentino.

-Tranquila -murmuró Nicky cuando ella empezó a agitar las caderas- Tómalo con tranquilidad, nena.

-Oh, Dios mío. ¡No puedo!

Nicky la enloquecía con sus caricias, hasta el punto que las piernas le fallaban aunque se encontraba sumergida hasta la cintura.

Nicky se inclinó a besarle el pezón y Kate lo asió con todas sus fuerzas, asaltada por un deseo fuerte e incontrolable. Sabía que le estaba marcando la piel con las uñas, pero no le importaba. Se agitó con una fuerza salvaje dentro del agua, buscándolo.

-Tómame -le suplicó.

-Después -susurró él- Ahora quiero verte gozar, Kate.

Cuando el cuerpo de Kate se tensó y lanzó un gemido de alivio, él la estaba contemplando y ella lo sabía. Aquella certeza contribuía a acrecentar su placer.
Nicky la besó y la penetró con dulzura. En seguida se oyeron los gemidos de placer de Nicky.
No se vistieron inmediatamente; se contentaron con secarse uno al otro y echarse juntos en la tienda, abrazados y compartiendo un silencio dulce y maravilloso que terminó en un sueño profundo.

Aquella noche los mosquitos atacaron, y Kate se despertó varias veces. En una de las ocasiones se quedó mirando fijamente a Nicky, que respiraba profunda y acompasadamente a su lado. Su cuerpo cálido era como una tentación constante que la asaltaba en forma de escalofríos. Se agitó inquieta, cuando oyó un susurro muy cerca de ella.

-¿Qué es lo que quieres, Kate?

En seguida sintió sus manos en los muslos, su aliento, y su aroma.
Kate le tomó las manos y colocó sus palmas abiertas sobre sus senos, que se irguieron al momento. Nicky la acarició durante un rato y después la hizo volverse de manera que quedara con la espalda vuelta hacia él. Con una mano le acarició los senos alternadamente, mientras que con la otra empezó a trazar caricias circulares en su vientre.
La respiración de Kate se volvió agitada y desigual, y a pesar del frío de la noche, ella tenía un calor que la quemaba por dentro y quemaba también su piel. Por instinto se echó hacia atrás y forzó la penetración de Nicky. El no lo esperaba, y lo único que pudo hacer fue gemir de placer.
Kate se apoyó en el suelo de la tienda con ambas manos y dio rienda suelta a sus instintos más primarios, controlando el juego amoroso, provocándolo, tentándolo, engañándolo y poseyéndolo con avidez.
Nicky le entregó lo que le pedía con un grito que era al mismo tiempo de desafío y de amor llevado hasta sus últimas consecuencias, pero luego la hizo volverse y la aprisionó con su cuerpo contra el saco de dormir. Kate seguía sin verlo en la oscuridad, pero sentía con una intensidad aterradora las caricias de sus manos y el contacto húmedo y ardiente de sus labios.
Buscó luego el centro del placer de Kate e inició un masaje circular, acompasado, enloquecedor... Fuera de sí, Kate se movía de un lado a otro con los brazos extendidos sobre la cabeza. Nicky le sujetó las manos allí donde estaban con la mano que le quedaba libre, mientras ella arqueaba la espalda y atormentándola al mismo tiempo.

-Te quiero -consiguió decir entre susurros entrecortados cuando estaba a punto de llegar al final de su resistencia- Dios mío, no sabes cuánto te quiero.

-Entonces quédate conmigo -respondió Nicky sin piedad- Tu sitio está aquí conmigo, Kate. En mi casa y en mi cama.

Kate gimió, y Nicky la hizo volar y volar largo rato en todas direcciones, hasta que por fin le permitió un lento descenso hasta la tierra.


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MensajeTema: Re: El marido de mi hermana [NICKY]   El marido de mi hermana [NICKY] - Página 2 Icon_minitimeSáb Feb 09, 2019 4:52 pm

Capitulo 36

A la mañana siguiente se levantaron temprano, recogieron el campamento y partieron en la avioneta rumbo a Dublín. Hicieron solamente una parada, alrededor del medio dia, en un lugar aisaldo en el que vendían hamburguesas y gasolina a los camioneros y pilotos, y volvieron a despegar de inmediato.
Hasta aquella hora habían permanecido callados y pensativos, sobre todo Kate, que sin saber por qué se sentía presa de una terrible melancolía. Tenía la corazonada de que nunca en su vida volvería a disfrutar de una felicidad como la que había sentido allí.

-Pero, Kate, no te he traído de viaje para ponerte triste -le dijo por fin Nicky.

Kate, que tenía las manos apretadas sobre el regazo, trató de sonreír.

-Ya lo sé -le dijo, incapaz de comunicarle aquella sensación de despedida y de final que la invadió desde que despegaran aquella mañana.

Unas horas más tarde, aterrizaron en el pequeño aeropuerto situado a las afueras de Sydney, y ninguno de los dos dijo nada mientras trasladaban el equipaje del avión al auto, Nicky estuvo charlando con el mecánico, y luego se marcharon.

-Voy a trasladarme al hotel -anunció Kate de pronto.

-¿Esta misma noche? -le preguntó Nicky sin sombra de reproche.

-Sí.

-¿Por qué?

-Por muchas razones. Por Gil. Por Abby... -susurró Kate- Porque somos incapaces de permanecer bajo el mismo techo sin hacer el amor.

Nicky se encogió de hombros y la llevó al hotel en el que se alojó la primera noche. Esperó hasta que estuvo registrada y luego la besó ligeramente en la mejilla y se marchó.
Una hora más tarde, sus maletas llegaron en un taxi. Katie se encontraba al teléfono cuando el botones las dejó en el cuarto, pero a pesar de ello se las arregló para darle una propina sin interrumpir la conversación que sostenía con us madre.

-Y bien -dijo cuando el hombre se hubo marchado- ¿Qué les parecería a papá y a tí que me casara con Nicky Byrne?

El silencio consternado de su madre fue la clara respuesta.

****

Kate acababa de lavarse la cabeza y hablaba por teléfono mientras se secaba el pelo con una toalla.

-¿Cuanto tiempo vas a estar en Hong Kong?

-Tres o cuatro días -respondió Nicky con el mismo desánimo que ella- Como no voy a estar aquí, puedes vivir en mi casa si quieres durante ese tiempo.

-Muchas gracias -dijo Kate con una sonrisa-, pero prefiero quedarme aquí.

-Como quieras, nena.

Kate dejó escapar un profundo suspiro.

-Me gustaría pasar mucho tiempo con Gil, si no tienes inconveniente..

-De acuerdo. Escucha, amor, nunca he podido hablar por teléfono, así que iré al grano: ¿quieres cenar conmigo esta noche?

-No -respondió Kate con firmeza-. Es preferible que nos volvamos a ver cuando regreses de Hong Kong.

Nicky suspiró.

-De acuerdo, Kate. Buens noches.

-Buenas noches -respondió ella con voz cálida. Y colgó.

Aquella noche Kate durmió hasta muy tarde, y luego pasó varias horas haciendo compras. Aunque Nicky y ella no habían hablado de una boda formal, ella quería lucir un vestido especial para la ocasión de todas formas.

Cuando llegó a casa de Nicky, ya era por la tarde. Encontró a Gil jugando con el perro en el jardín. Los ojos del niño se iluminaron en cuanto la vio.

-¿Es verdad? -le preguntó con su vocecita infantil antes de saludarla.

Kate se echó a reír. Hubiera querido llenarlo de caricias, pero no se atrevió.

-¿Qué es verdad?

-Papá me contó que él y tú han hablado de casarse -le dijo Gil muy contento- ¿Vas a ser mi mamá?

Kate se quedó penstiva. Entonces, Nicky no le habló a su hijo de una boda definitiva, sino de la posibilidad de que se celebrara. Sonriendo el niño, le pasó el brazo por los hombros buscando la mejor respuesta para aquella pregunta tan conflictiva.

-Seré tu madrastra, la mujer de tu padre, y tu tía. Pero tu madre era mi hermana, y eso nunca va a cambiar.

El niño la miró con expresión preocupada.

-¿Pero no querrás que regale a Snidely, verdad?

-Claro que no, Gil. A mí Snidely me parece muy simpático.

Gil recuperó la tranquilidad y sonrió feliz.

-Gracias.

Kate se contuvo para no besarlo.

-Vamos a ver, Gil, ¿qué te parece si cenamos tú y yo juntos esta noche, ya que tu padre está fuera? Podemos ir a dónde tú quieras.

El niño asintió entusiasmado.

-¡Vamos a McDonald's!

Kate rió y se dio una palmada en las piernas.

-Entonces será mejor que entremos y le pidamos permiso a la señora Manchester, no vaya a ser que ya tenga la cena hecha.
Kate pidió un taxi por teléfono y pronto estuvieron tía y sobrino en la parte trasera, rumbo al McDonald's más cercano.

-Me encantaría que volvieras a vivir en mi casa -le dijo Gil de pronto.

Kate pensó en sus proyectos de comprar una casa nueva que estuviera libre del recuerdo de Abby.

-Creo que acabaremos viviendo juntos dentro de un tiempo -le dijo con cautela- A lo mejor a ti no te gusta mucho, porque estás acostumbrado a vivir siempre con papá y la señora Manchester.

Gil se sonrojó un poco y se acercó tímido a ella.

-A mí me gustaría mucho que vivieras en mi casa -le dijo en voz baja.

Kate se sintió tan conmovida, que se le formó un nudo en la garganta. Durante un momento procuró no mirar a su sobrino, porque tenía miedo de llorar.

-¿Has pensado alguna vez en ir a Estados Unidos? -le preguntó al cabo de unos segundos -le preguntó al cabo de unos segundos.

Gil se quedó pensativo un momento.

-Papá dice que no se habla demasiado bien de Estados Unidos -le dijo al fin-, pero de todas maneras, a mí me gustaría verlo.... sobre todo Disneylandia.

Kate sonrió, satisfecha de que un niño tan pequeño pudiera tener sus propias opiniones. Pasaron una tarde divertidísima comiendo patatas ritas y hamburguesas. Hubo momentos en los que se rierontan fuerte, que todo el mundo se quedó mirándolos.
Kate hubiera querido pasar más tiempo con Gil, pero se hacía tarde y el niño tenía que ir al colegio por la mañana. Dos días después era sábado, y Nicky no regresaría hasta el domingo.

-¿Tienes algún plan para este fin de semana? -le preguntó.
Gil negó enérgico con un gesto, con los ojos brillantes de impaciencia.

-Entonces, ¿qué te parece si hacemos una excursión al zoológico? Hace mucho tiempo que no voy, y además me gustaría ver a un koala de verdad.

Gil se mostró entusiasmado con la idea y lo dejó en casa después de quedar en pasar a recogerlo el sábado.
Cuando regresó a su habitación del hotel, se encontró un florero con un ramo de rosas amarillas encima de la mesita de noche. Había una nota que decía simplemente: "Ahora y siempre. Te quiere, Nicky"
Kate se inclinó a olerlas sintiendose optimista. Quizá, después de todo, Nicky y ella conseguirían superar todas las dificultades y construir una vida juntos.
A la mañana siguiente, después del desayuno, volvió a salir de compras, ya que el día anterior no encontró ningún vestido que le gustara. Finalmente, en una boutique pequeña y cara descubrió un modelo maravilloso de seda color marfil y encaje que le pareció perfecto. Sin pensarlo dos veces, lo compró y lo llevó a su habitación del hotel, donde lo dejó guardado, en uno de los armarios. Acababa de dejarlo cuando el teléfono llamó.

-¿Dígame?

La voz de Nicky le llegó tan clara como si él se encontrara en la habitación de al lado y no en otro continente.

-Hola, nena -le dijo afectuoso- ¿Recibiste las flores?

-Sí -respondió ella con una sonrisa- Son preciosas, gracias.

-Pero debo advertirte que tienen un precio que te cobraré en cuanto nos veamos -murmuró él con tono insinuante.

Kate sintió una oleada de calor que le recorrió todo el cuerpo.

-Sí, por supuesto -respondió en un susurro.

-¿Qué tal está Gil?

-Está muy bien. Ayer por la tarde fuimos a cenar a un McDonald's y mañana vamos a ir al zoológico.

-Entonces, se la pasa muy bien contigo, ¿no?

Kate sonrió.

-¿Sabes? Me preguntó si iba a ser su mamá.

El tono de Nicky adquirió una repentina frialdad.

-¿Y tú qué le dijiste?

Kate tuvo que sentarse, porque los buenos ánimos acababan de abandonarla.

-Le dije que si nos casamos, yo sería su madrastra.

-Ya.

Nicky parecía un tanto violento, pero afortunadamente, la espantosa frialdad se su tono se había desvanecido.

A continuación Kate le hizo una pregunta que la sorprendió a ella misma, porque en realidad nunca había pensado en semejante cosa.

-¿Me permitirías adoptarlo, Nicky?

Hubo un largo silencio.

-Eso te daría los mismos derechos legales que tenía Abby.

-Ya lo sé -respondió Kate.

-Hablaremos de ello cuando regrese -dijo Nicky brusco.

Kate deseaba haber podido verlo los ojos,porque entonces habría sabido lo que estaba pensando.

-Entonces, ¿vendrás el domingo? -preguntó ella con tono alegre, intentando relajar la situación.

-Seguramente -respondió Nicky- Te quiero, Kate.

-Yo también te quiero.

Unos momentos después colgaron.
El teléfono volvió a sonar de inmediato. Kate se sintió alarmada cuando vio en la pantalla de su celular el nombre de su padre, y nerviosa contestó.

-¿Si?

El senador Blake estaba tan furioso, que ni siquiera se molestó en saludarla.

-Tu madre me ha dicho que piensas casarte con ese irlandés. ¿No te parece una imbecilidad, sabiendo lo que le hizo a tu hermana?

Kate se armó de valor.

-Nicky no le hizo nada a Abby. Ella se buscó sus propios problemas.

-Eso es lo que él te dice. Katherine, quiero que tomes el primer avión y regreses a casa. Además, te necesito en Washington.

-No voy a ir a ninguna parte -respondió ella sin perder la serenidad.

Aunque no lo veía, podía sentir su furia.

-Katherine -dijo por fin con una tranquilidad que daba miedo- Espero verte en mi despacho en un plazo máximo de setenta y dos horas. ¿Está claro?

Kate suspiró.

-Los siento, papá, pero voy a quedarme aquí y me voy a casar con Nicky.

-Si te casas con él, te juro por Dios que no tendrás ni un centavo de mi herencia. ¡Lo único que te quedará serán las rentas de tu abuela!

A Kate le tenía sin cuiddo la herencia. Lo que a ella le importaba era perder el amor de su padre.

-Tú puedes hacer o que quieras, pero ya he tomado una decisión, papá.

En aquel punto, el senador colgó el teléfono con estrépito.


***
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MensajeTema: Re: El marido de mi hermana [NICKY]   El marido de mi hermana [NICKY] - Página 2 Icon_minitimeSáb Feb 09, 2019 4:52 pm

Capitulo 37

Kate todavía estaba disgustada a la mañana siguiente cuando llegó a buscar a Gil. Su padre no tenía ningún derecho a comportarse con ella como un tirano, y eso mismo pensaba decirle cuando lo volviera a ver.
Gil la esperaba vestido para ir al zoológico con una sonrisa de oreja a oreja.
Cuando entró en la casa, se le acercó y le dio un tímido abrazo.

-He estado pensando en de ir a Estados Unidos -dijo el pequeño- y creo que debo ir, porque al fin y al cabo, soy medio yanqui.

Kate sonrió.

-Yo también creo que deberías ir, pero de todas formas eso es algo que debe decidir tu padre, y puede que él no esté de acuerdo.

-Pero si lo convenzo, podré ir -dijo Gil lleno de entusiasmo, sacando un pasaporte del bolsillo de la chaqueta -¿Lo ves? También soy americano.

Kate asintió.

-Sí, ya lo veo, pero guárdalo, no vayas a perderlo.

En aquel momento la distrajeron los ladridos se Snidely, que fueron seguidos por los gritos indignados de la señora Manchester.

-¡Sal de la cocina ahora mismo, fiera!

-Gil, creo que deberías ir a atar al perro -le dijo Kate a su sobrino.

El niño asintió y desapareció rápido.
Después de despedirse de la señora Manchester tomaron un taxi que los llevó al zoológico, y pasaron allí toda la mañana tomándose fotos y viendo animales.
A mediodía comieron una salchichas y luego continuaron su paseo hasta por la tarde. Cuando Gil se cansó, volvieron a Sydney en el tren y se metieron en el cine a ver una película y a descansar. La película resultó ser de aventuras, y la disfrutaron, comiendo palomitas y comentando lo que veían.
Cuando salieron, Kate tomó su cartera y se dio cuenta de que se había quedado prácticamente sin dinero.

-Gil, tenemos que pasar por el hotel un momento,porque nos hemos quedado sin dinero para cenar.

-Estupendo -asintió el niño, que estaba disfrutando de lo lindo.

Cuando llegaron a la habitación, Kate tuvo dificultades para encontrar los cheques de viajero que estaban guardados en una de las maletas. Tuvo que sacarlas todas y revolverlas de arriba a abajo hasta que por fin dio con ellos.
Acababa de encontrarlos, cuando se oyeron unos golpecitos en la puerta,acudió a abrir con ellos en la mano, sonriente. Dejando las maletas abiertas esparcidas por la cama y por el suelo.
El visitante era Nicky Kate se quedó tan impresionada que lo miró en silencio, incapaz de moverse. A sus espaldas se oía el parloteo incesante de Gil, que decía.

-Cuando vaya a América, me pasaré un mes entero en Disneylandia.

Nicky cambió el gesto al escuchar aquello, pero habló con toda normalidad.

-¿No vas a darme un beso, nena?

Kate se dio cuenta por fin de que estaba allí de verdad, que no era producto de su imaginación, y le pasó los brazos por el cuello.

-Has vuelto antes de lo previsto.

Nicky le retiró los brazos con suavidad.

-¿Te sorprendes? -le dijo, entrando en la habitación.

-¡Papá! -gritó Gil lanzándose en los brazos de su padre- Hemos ido al zoológico, luego al cine y el otro día fuimos a cenar a McDonald's.

-¡Qué bien! -exclamó su padre revolviéndole el pelo.

Sonreía,pero había algo indescifrable en su expresión cuando descubrió las maletas abiertas esparcidas por todo el dormitorio. Kate se sintió violenta sin saber por qué.

-Menos mal que se nos ocurrió venir para buscar algo de dinero -le dijo a Nicky- porque si no, nos habrías encontrado aquí.

Nicky tenía la mirada fija en las maletas; y a Kate le pareció que estaba un tanto pálido.

-¿De verdad?

Kate hubiera querido zarandearlo en aquel momento.

-¿Qué te pasa? -le preguntó, manteniendo la voz lo más serena que pudo.

Nicky ni siquiera la miró. Se volvió a su hijo, que seguía de pie a su lado.

-¿Asi que estás planeando un viaje a América, verdad? -le preguntó.

Kate se quedó petrificada de terror cuando comprendió la conclusión errónea que Nicky había sacado al ver las maletas abiertas y escuchar el comentario de su hijo cuando entraba por la puerta.

-Me parece que estás equivocado -dijo con voz vacilante- No has comprendido.

-Claro que comprendo -respondió él con una frialdad que ponía los pelos de punta.

Gil eligió aquel preciso momento para sacar su pasaporte del bolsillo y enseñárselo a su padre.

-Puedo ir a América cuando me venga en gana -dijo muy orgulloso.

-Espérame en el pasillo, al lado de los ascensores -le dijo Nicky a su hijo con mucha tranquilidad.

Gil lo miró molesto.

-Pero papá, si íbamos a ir a cenar...

-He dicho que me esperes fuera -repitió Nicky sin cambiar de tono.

Después de dirigirle a Kate una mirada triste y confusa, el niño salió al pasillo. Ella hubiera querido ir detrás, pero Nicky cerró la puerta y se interpuso en su camino.

-Eres tremendamente lista -le dijo.

Kate dejó escapar un suspiro que concentraba toda su rabia contenida.

-Yo no estaba pensando en llevarme a tu hijo -le dijo con toda claridd.

Nickyle dirigió una mirada despectiva y al mismo tiempo cargada de tristeza.

-He sido un tonto al confiar en ti. Las veces que hemos hecho el amor y las veces que hemos hablado, has estado actuando, fingiendo, para ganarte mi favor y conseguir quedarte a solas con Gil.

-¡Eso no es verdad! -gritó Kate- Estás interpretando mal la situación a propósito. Gil y yo estuvimos en el zoológico, en el cine, y como me quedé sin dinero, tuve que buscar mis cheques de viajero... las maletas están así porque no los encontraba.

Pero Nicky no la escuchaba, Kate se dio cuenta entonces de que no iba a hacerlo cambiar de parecer por mucho que le dijera.

-Entonces, ¿por qué llevaba el niño el pasaporte? ¡Dime! -haciendo un ademán para asirle, que se quedó solo en eso- ¿Por qué hablaba de ir a Disneylandia?

-Yo no sé por qué ha traído el pasaporte -respondió Kate- Lo sacó en tu casa para enseñármelo y luego debió metérselo en el bolsillo.

-¿Y por qué le interesaba mostrarte su pasaporte?

No servía de nada discutir, Kate se daba cuenta.

-Porque habíamos hablando de ir a América, pero como un proyecto a largo plazo... no inmediato.

-Eres igual que tu padre. ¡Eres capaz de hacer lo que sea y pasar por encima de quien haga falta, con tal de conseguir lo que quieres!

-No -replicó Kate con los ojos llenos de lágrimas.

-Eres igual que ella... ¿por qué no me habré dado cuenta antes?

Kate no podía soportar aquello ni un momento más. Fuera de sí, lo asió por las solapas de la chaqueta.

-¡Escúchame de una vez por todas, maldita sea! Yo no soy i padre, ni tampoco soy Abby... ¡soy Kate, simplemente Kate! Y preferiría morir antes de traicionarte porque te quiero, Nicky, ¡te quiero más que a nadie o nada en el mundo!

Con una crueldad que no era violenta, Nicky se quitó las manos de kate de encima, giró sobre sus talones y salió de la habitación sin decir una palabra más.

Kate salió al pasillo con el rostro bañado en lágrimas.

-Nicky, por favor....

-Adios -dijo él fríamente sin volverse siquiera a mirarla.

Kate se derrumbó contra la puerta y cerró los ojos al sentir el sonido del botón del ascensor. Unos segundos más tarde, oyó que se cerraban las puertas y supo que Nicky y Gil se habían marchado.
Permaneció mucho rato en la cama, incapaz de moverse o e pensar, hasta que por fin reunió las fuerzas suficientes para llamar al aeropuerto. Reservó un lugar en el vuelo que partía dos horas más tarde. Era como si hubiera perdido de pronto la sensibilidad, tanto era su sufrimiento. Después de recoger sus cosas, mientras esperaba al botones, marcó el número de Nicky.
Afortunadamente, fue la señora Manchester quien contestó el teléfono.

-Buenas noches, soy Kate. ¿Puedo hablar con Gil,por favor?

Gil se puso al aparato un momento después.

-¿Te marchas, tía Kate?

A Kate se le llenaron los ojos de lágrimas.

-Sí, cariño, no tengo más remedio que marcharme. Lo comprendes, ¿verdad?

Gil permaneció en silencio largo rato, y luego dijo.

-Entonces me imagino que no podré ir a Disneylandia.

-Quizá en otra ocasión -le dijo con forzada alegría- Quiero que me prometas que me escribirás, Gil y que me contarás cosas del colegio, del fútbol y de Snidely, ¿de acuerdo?

-Clro.

-Te quiero mucho, cariño.

-Y yo también te quiero, tía Kate.

-Adiós Gil.

-Adiós.


***
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MensajeTema: Re: El marido de mi hermana [NICKY]   El marido de mi hermana [NICKY] - Página 2 Icon_minitimeSáb Feb 09, 2019 4:53 pm

Capitulo 38

Gil se lanzó furioso contra su padre, golpeándole el pecho con los puños cerrados.

-¡Te odio! ¡Te odio! -gritó- ¡Por tu culpa se ha marchado!

La señora Manchester, que había presenciado la escena contra su voluntad, salió rápido de la habitación, no sin antes dirigirle una elocuente mirada a Nicky en la que le indicaba que ella pensaba lo mismo que Gil sobre el asunto.
Nicky, que se sentía partido en dos, sujetó a su hijo por las muñecas y se arrodilló en el suelo delante de él.

-Escúchame, Gil -dijo con voz ronca- Por favor.

Gil dejó de debatirse y lo miró con lágrimas en los ojos.

-Kate no quería llevarme de aquí -insistió- Íbamos a cenar a un restaurante.

Nicky dejó escapar un angustiado suspiro.

-Ahora me he dado cuenta de eso, hijo, y lo siento mucho.

A Gil le temblaron los labios y las lágrimas corrieron por sus mejillas.

-¿Y de qué sirve que lo sientas? La tía Kate se ha marchado, y seguramente no volverá.

Y en efecto, Kate se había marchado. Mientras Nicky se torturaba pensando que fue un estúpido al no confiar en ella después de lo que compartieron, ellas salió de Australia en un avión con destino a Estados Unidos, y a esas horas estaría llegando a Nueva Zelanda.
Nicky se puso de pie. Se sentía terriblemente mal, y los remordimientos lo estaban matando, pero por otro lado, no estaba sorprendido en absoluto, por que Kate hizo lo que era de esperar; volver con su padre en cuanto surgió el primer contratiempo. Nicky suspiró, le acarició la cabeza a su hijo y se dispuso a salir.

-Podrías ir a buscarla, pedirle perdón y traerla otra vez.

Nicky cerró los ojos con un suspiro. Sabía que con el tiempo le herida que le abrió Kate se cerraría. Lo único que tenía que hacer era esperar.

-Es mejor así -respondió.


***
Lo primero que Kate hizo cuando llegó a su casa fue darse una prolongada ducha de agua muy caliente. Cuando terminó, se metió en la cama y durmió durante treinta y seis horas. Al cabo de ese tiempo despertó en un mundo en el que no estaban Nicky ni Gil, y no pudo dejar de llorar mientras se bañaba y se vestía para ir al supermercado. Lo cierto era que no tenía ningún apetito, pero el refrigerador estaba vacío y no tendría más remedio que comer algo para recobrar fuerzas.
Cuando regresó cargada de bolsas, el teléfono estaba sonando. Hasta aquella mañana lo había mantenido desconectado al igual que su celular, y se arrepintió de haberlo enchufado otra vez, porque no se sentía aún con fuerzas para enfrentarse con el senador ni con su madre.
Quien la llamaba era Irene Blake.

-Bienvenida a casa, cariño.

Kate suspiró.

-Hola, mamá.

-No sabes lo contentos que estamos tu padre y yo de que por fin hayas entrado en razón. Lo que me da mucha pena es que no hayas podido traer a Gil contigo. De todas maneras, no me sorprende que Nicky no cediera ni un palmo en lo concerniente al niño. Ya sabes que los hombres australianos son famosos por su testarudez.

-¿Es que los hombres norteamericanos no son testarudos? -contestó Kate, exasperada- Además, Nicky no es australiano, es irandés y si vive en Australia es por su trabajo.

-Tu padre se va a llevar un disgusto cuando se entere de que no has venido con Gil -prosiguió Irene- En mi opinión, es lo menos que se podía pedir...

-Escucha, mamá -le interrumpió Kate- Yo no podía traer al niño sin el consentimiento de su padre, porque eso es un delito.

-Aquí, el único criminal es...

-Por favor, mamá, no sigas.

Hubo una breve pausa.

-¿Qué te pasa, Kate? Te noto diferente.

-Creo que he madurado un poco, y soy más consciente de las cosas -dijo Kate.

-¿Cuando piensas venir a Washington para reunirte con tu padre?

-No voy a ir. Ya sabes que me ha desheredado.

-Tu padre no hablaba en serio cuando te dijo eso, y tú lo sabes.

-¿Ah no? pues a mí me pareció que sí.

-¡Hija mía, estás imposible!

Kate se mordió los labios y suspiró.

-No es mi intención ser desagradable, mamá. Quizá sea mejor que hablemos más tarde, porque así no vamos a llegar a ninguna parte.

-De acuerdo -asintió Irene fríamente- Pero no sabes lo que me gustaría tener una hija en la cual poder confiar.

Kate pensó en su interior que a ella también le habría gustado tener una madre afectuosa y comprensiva, capaz de estar a su lado en un momento tan difícil. Pero era inútil.

-Adiós, mamá


***
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MensajeTema: Re: El marido de mi hermana [NICKY]   El marido de mi hermana [NICKY] - Página 2 Icon_minitimeSáb Feb 09, 2019 4:54 pm

Capitulo 39

El lunes siguiente, Kate volvió a la universidad. Aunque ya tenía una licenciatura, necesitaba hacer unos cursos para poder enseñar en escuela primaria, que era lo que quería.
A partir de entonces, su vida se convirtió en una rutina solitaria consistente en ir a clase, estudiar, comer y dormir. Cuando estaba en casa, se pasaba las horas en bata, sin vestirse.

-¿Sabes una cosa? -le dijo un día su amiga Maddie Phillips mientras veía la televisión-, como sigas con esta vida vas a terminar por pudrirte. Mírate, por favor... no te cuidas nada. Te estás convirtiendo en un ser sin personalidad.

Kate le dirigió una mirada de exasperación a su amiga...

-Muchas gracias, Maddie. Yo también te admiro mucho.

-Y además -añadió-, estás empezando a engordar.

Kate tomó el control remoto y subió el volumen del televisor hasta que la voz de su amiga quedó ahogada. Maddie, que no soportaba ese tipo de cosas, se levantó de la silla, apagó el aparato y se sentó junto a ella en el sofá.

-Lo que te pasa, Kate, es que te encanta hacerte la mártir. Con esa actitud negativa no llegarás a ninguna parte.

-Me parece que has leído demasiados libros de psicología barata. Eso de que tengo una actitud negativa, es una tontería.

-¿Ah no? ¿Me negarás también que has engordado por lo menos cuatro kilos en lo que va del mes?

-Eso es cierto -dijo Kate con un suspiro.

-Y llevas una temporada sin dormir bien.

Kate tenía los ojos surcados de ojeras, y lo sabía.

-Eso tampoco lo puedo negar.

Maddie le tomó las manos con un gesto impulsivo.

-Dime, Kate, ¿qué te ocurrió en Australia? Creo que ya va siendo hora de que se lo cuentes a alguien.

Kate sintió que los ojos se le llenaban de lágrimas. Hacía mes y medio que regresó y no sabía nada de Nicky... ni un correo, ni una llamada telefónica. Al parecer, todavía estaba convencido de que quiso secuestrar a Gil.

-Lo que pasó en Australia fue que me enamoré.

A continuación le relató a su amiga toda la historia, omitiendo los detalles íntimos.

-¡Qué romántico! -murmuró Maddie, cuando terminó.

-Yo no veo el romanticismo por ninguna parte. Amo a ese hombre, y él me odia, Maddie. ¿Eso te parece romántico?

-Tienes que volver allá. O por lo menos mandarle un correo.

Kate cruzó los brazos sobre el pecho.

-Sería lo último que haría en mi vida. Fue Nicky quien se equivocó conmigo, no yo. A él le toca rectificar.

-Pues eso no te va a servir de consuelo cuando tengas el niño.

Kate miró espantada a su amiga. En ningún momento se había planteado la posibilidad de que estuviera embarazada, pero ahora, de pronto, se daba cuenta de que era probable. Tenía todos los síntomas, por mucho que se hubiera empeñado en negarlos.

-Oh, Dios mío -exclamó rompiendo a llorar.

Maddie le pasó en brazo por los hombros.

-Nicky tiene derecho a saberlo -le dijo con voz baja.

Kate hizo un gesto negativo con la cabeza. Si Nicky se enteraba de que estaba embarazada, surgirían un montón de problemas. El mismo le dijo en una ocasión que no iba a permitir que sus hijos vivieran en continentes distintos, así que era mucho mejor que no lo supiera.

-Me parece que no estás haciendo bien las cosas.

-¿Es que te parece bien que Nicky me acusara de intentar secuestrar a su hijo? El decía que me quería, Maddie, pero ni siquiera me dejó darle una explicación.

-Sus razones tendría.

-Quizá.

Maddie tomó su bolso y entregó a Kate e control remoto del televisor.

-Toma. Puedes quedarte allí viendo la tele hasta que se te sequen los ojos.

Kte la miró con afecto.

-Ya sé que te preocupas por mí, Maddie. Gracias por querer ayudarme.

Maddie sonrió con tristeza, le puso una mano en el hombro y se marchó.
Después de aquello, Kate se metió en la cama, llorando.


***
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MensajeTema: Re: El marido de mi hermana [NICKY]   El marido de mi hermana [NICKY] - Página 2 Icon_minitimeLun Feb 11, 2019 11:21 am

Capitulo 40

Al día siguiente, que era sábado, su padre regresó de Washington y la citó en su despacho de la mansión familiar. Como aquel día o tenía clase, Kate se puso un pantalón ancho, una camiseta amplísima y fue hacia allá en el coche.
Su madre salió a su encuentro cuando la vio llegar, despidiendo a la sirvienta que había acudido a abrir la puerta.

-¡Pero hija mía! -exclamó mirándola con horror- Estás echa un desastre...

-No sabes ni siquiera la mitad, mamá. ¿Qué es lo que quiere papá?

Irene hizo una mueca de disgusto.

-No tienes por qué ponerte en plan cínico, Katherine. Tu padre hace un intento por reconciliarse contigo, cosa que tú no has hecho.

Kate siguió a su madre al despacho, y luego se quedó a solas con su padre.

-Quiero que vuelvas a Australia y traigas a ese niño -le dijo el senador, sin más preámbulos.

Kate se mordió los labios antes de contestar.

-No puedo ir.

-Tonterías -respondió John Blake -Lo único que tienes que hacer es recoger al niño del colegio, tomar un avión y venirte para acá.

Kate tuvo que sentarse porque se mareaba y tenía ganas de vomitar.

-Lo dices en serio, ¿verdad? -le preguntó con los ojos desmesuradamente abiertos.

-Por supuesto que si.

-¿Y por qué deseas tanto ver a Gil?

-Porque es un miembro de mi familia, de mi sangre, y es lo único que me queda de mi hija mayor.

Kate tuvo que cerrar los ojos porque le daba la sensación de que el despacho giraba a su alrededor.

-Entonces, es verdad. Tú estabas detrás del intento de secuestro...

-Byrne me obligó a dar ese paso al negarme a mi nieto... -empezó el senador.

Kate levantó una mano, pidiendo silencio.

-Por favor -susurró- N quiero oír más.

-¡Katherine!

Kate salió con paso vacilante de la habitación y cerró bien la puerta, como si huyera de algo peligroso.
Cuando salió de la casa de sus padres se dirigió desde allí al cementerio con la intención de visitar el mausoleo familiar donde reposaban los restos de su hermana Abby. Cuando llegó a la tumba, se arrodilló frente a la lápida de su hermana.

-Yo creía que eras maravillosa -murmuró con tristeza- ¿Sabes una cosa, Abby? Es muy triste descubrir que eras un ser humano como los demás -añadió pasando la mano por la lápida- Voy a tener el hijo de Nicky, y no espero que tú, ni nadie de la familia lo comprenda. Pero tenía que contárselo a alguien -Kate se quedó un momento callada, contemplando el cielo luminoso- Nunca comprenderé por qué nunca quisiste a Nicky. El es... maravilloso. Ya sé que si me parece tan maravilloso no debí dejarlo. Todo ocurrió por culpa de un malentendido que podríamos haber aclarado hablando.

De pronto le pareció que su hermana le estaba diciendo que eso era precisamente lo que debía hacer.
Después de un largo rato, Kate acarició por última vez la losa y se levantó.

-Adiós, Abby.


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MensajeTema: Re: El marido de mi hermana [NICKY]   El marido de mi hermana [NICKY] - Página 2 Icon_minitimeLun Feb 11, 2019 11:22 am

Capitulo 41

Nicky hizo un gesto de asentimiento y salió de la cabina. Los pasajeros todavía no habían terminado de salir del avión, y él tuvo que contenerse para no pasar corriendo entre ellos. Por fin consiguió escapar. Salió de la terminal con la maleta en la mano. Aquel era un día demasiado frío para ser septiembre... en las antípodas habías llegado la primavera, pero allí comenzaba el otoño, y las hojas se desprendían de los árboles.
En seguida encontró un taxi, pero tuvo que repetirle la dirección un par de veces al conductor para que lo comprendiera.
Nicky sonrió. Lo norteamericanos tenían un acento terrible. No le extrañaba que les costara tanto comprender el inglés bien hablado.

******

Con las gafas sobre la punta de su nariz, Kate buscó las vitaminas para el embarazo mientras terminaba de leer una lección de álgebra. Sin apartar la vista del libro, se metió una píldora en la boca, pero se atragantó y tuvo que beber un vaso de agua. En ese momento, sonó el timbre de la puerta.
Murmurando entre dientes, acudió a abrir, pensando que serían los hijos de su vecina para venderle algo. Pero cuando abrió la puerta, era Nicky quien esperaba en el umbral, vestido con su uniforme de piloto. Se quitó la gorra con timidez y le dijo:

-Hola, Kate.

Ella sintió un nudo en la garganta.

-Hola -dijo al cabo de un momento, quitándose las gafas.

Nicky esbozó una sonrisa que a ella le dolió en lo más profundo.

-¿Puedo entrar?

Kate se hizo a un lado, con las gafas en una mano y el libro de álgebra en la otra.

-Sí, claro.

Nicky dejó la gorra sobre el la mesa y apoyó la maleta en el suelo.

-Estaba equivocado -dijo simple y llanamente.

Kate se quedó mirándolo sin saber qué decir, aunque en cualquier caso, era incapaz de articular palabra debido a su estado de estupefacción. Nicky se quedó mirándola un momento con el corazón en los ojos, y luego se dirigió hacia la ventana, dándole la espalda.

-Ahora estoy viviendo en San Francisco -le dijo.

Kate consiguió hablar al fin.

-¿Sigues trabajando para Austra-Air?

Nicky asintió sin volverse.

-Sí. Gil y yo hemos decidido darle una oportunidad a Estados Unidos.

-Llévalo a Disneylandia -dijo ella suavemente- Verás cómo le encanta.

Nicky se volvió a mirarla.

-No sabes cuánto lo siento, Katie. Debí confiar en ti.

-Es verdad. Deberías.

-¿Me concederás una segunda oportunidad?

Kate había soñado muchas veces con aquellas palabras, pero nunca llegó a imaginar su respuesta. Por eso se quedó inmóvil en el sitio, sin hablar, como petrificada.
Nicky se acercó y le posó las manos sobre los hombros.

-Kate -dijo con voz ronca- Estoy dispuesto a comprometerme y hacer lo que sea para demostrarte que te quiero de verdad.

-¿Qué puedes hacer?

-He venido a vivir a San Francisco y estoy dispuesto a permitir que adoptes a Gil si lo deseas.

-¿Cómo has dicho? ¿Dejarías que fuera hijo mío legalmente?

-Sí.

A Kate se le llenaron los ojos de lágrimas de felicidad. Impulsiva, le pasó los brazos al cuello.

-¿Y yo, qué tengo que hacer a cambio?

Nicky se echó a reír.

-Me alegro de que me lo preguntes, nena -respondió deslizando las manos por su cintura ensanchada- Acércate más y te lo enseñaré.

-Antes quiero una propuesta formal -protestó Kate.

-Está bien. ¿Quieres casarte conmigo, Kate Blake? ¿Quieres compartir mi vida y mi cama? ¿Quieres ser la madre de mi hijo?

-Sí.

Fue entonces cuando Nicky la besó. Al principio fue un beso ligero, cargado de ternura, una insinuación de beso... pero al cabo de un momento, Kate sintió que el cuerpo de él se tensaba de una manera que le resultaba familiar.
Sus lenguas se encontraron apasionadas y las piernas de Kate se volvieron de goma. Cuando él la levantó en brazos, sin dejar de besarla, Kate no se resistió, porque quería todo lo que él quisiera darle.

-Debería informarte de un pequeño detalle -le dijo cuando habían llegado a la habitación él le quitaba el suéter.

Nicky se inclinó a besar sus redondeados senos.

-¿De qué se trata?

Kate contuvo la respiración mientras él le quitaba el sostén y lo arrojaba a un lado.

-Me temo que te vas a enfadar.

Nicky la levantó para que le envolviera por la cintura con las piernas de manera que su cabeza quedó a la altura de los senos de Kate. En seguida empezó a besarlos y a succionarlos con la vehemencia de siempre.

Entre gemido y gemido, Kate se lo dijo.

-Estoy embarazada


***

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MensajeTema: Re: El marido de mi hermana [NICKY]   El marido de mi hermana [NICKY] - Página 2 Icon_minitimeLun Feb 11, 2019 11:23 am

Capitulo 42

Al oír aquello, Nicky la soltó y la hizo acostarse suavemente en la cama, mientras que él se inclinaba sobre ella.

-Fíjate -dijo sacudiendo cabeza- , me ha parecido oírte decir que estás embarazada.

-Sí, es lo que te dije. Estamos... estoy embarazada.

Nicky soltó la risa, pero tenía los ojos llenos de lágrimas.

-Dios mío, nena... es maravilloso.

Kate lo atrajo hacia sus labios y hacia su cuerpo.

-Me alegro mucho de que te alegres, capitán Byrne.

Lo besó y empezó a desabrocharle las camisa al mismo tiempo. Mientras le quitaba el pantalón, Nicky dijo:

-Y yo que había pensado que estabas un poco gordita.

-Muchas gracias -murmuró ella con voz temblorosa, estremeciéndose al sentir sus labios en el vientre.

-En cuanto hayas tenido éste, iremos por otro -murmuró deslizándose más allá de su vientre.

Kate empezaba a removerse inquieta, porque Nicky estaba muy cerca de su objetivo. Gimió de placer, y después de eso, sólo fue capaz de decir incoherencias.
Después de alcanzar el primer clímax, contempló jadeante cómo él terminaba de desnudarse. Al cabo de un momento, estaba sobre ella.

-Te eché tanto de menos que ha habido momentos en los que pensaba que me iba a morir -le susurró al oído con voz ronca.

Kate le acarició la espalda muy despacio, y no contestó nada, porque su cuerpo ya le decía todo. Nicky la hizo suya, prolongando con caricias y palabras tiernas de amor el primer movimiento, libre y lento.
Kate lo recibió llena de amor. Después fue como si una llamarada de pasión la envolviera, y comenzó a moverse bajo Nicky entre quejidos, fuera de sí, a la búsqueda de lo que sólo él podía darle.

-Así -susurró él, sujetándola para que siguiera- Así, Katie... quiero que me lo des todo.

Ella llegaba al final, muy arriba, muy alto...

-Nicky... Nicky...

Nicky hundió la cabeza contra su cuello en el mismo omento. Sus movimientos eran violentos. La rendición de Kate fue completa.
Kate estalló en un grito de júbilo, y él la siguió un momento después.
Cuando todo acabó, quedaron inmóviles. Kate escuchaba la respiración agitada de Nicky y los latidos de su corazón como si se tratase de una música maravillosa. Ella había creído que nunca más volvería a abrazarlo así, que nunca volvería a sentir su cuerpo contra el suyo.

-Lo menos que puedes hacer -dijo Kate cuando fue capaz de articular palabra-, sería invitarme a cenar.

-¿Invitarte a cenar? Lo que debía hacer es darte unas buenas nalgadas por no haberme contado lo de nuestro hijo.

-Yo sólo lo sé desde hace cuatro semanas -protestó Kate-. Bueno, ¿quieres que encarguemos algo o vamos a la cafetería de la esquina a tomar algo?

-Yo no voy a ninguna parte -dijo Nicky

Se había deslizado hacia abajo y estaba muy ocupado acariciándole los pezones con la lengua. Kate se movió ligeramente para que estuviera mejor.
Más tarde, cuando terminaron de hacer el amor, Kate le contó que estaba distanciada de su padre y que había decidido hacerse maestra. Nicky se alegró mucho de que eligiera esa profesión, ya que los niños le gustaban tanto, pero le dio una sorpresa al mostrarse preocupado por su situación con su familia.


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MensajeTema: Re: El marido de mi hermana [NICKY]   El marido de mi hermana [NICKY] - Página 2 Icon_minitimeLun Feb 11, 2019 11:24 am

Capitulo 43

El senador cruzó el umbral de la bonita casa desde la que se divisaba la bahía de San Francisco. parecía un tanto violento. Sujetaba el sombrero en una mano y tenía la otra aferrada a la perchera de su abrigo como si temiera algo desagradable. Unos pasos atrás de él, su mujer, Irene, se sacudía la nieve del chaquetón, mientras besaba delicadamente a su hija en la mejilla.

-Tienes un aspecto estupendo, querida -le dijo.

-¿Son estos mis abuelos? -preguntó Gil, sin andarse con ceremonias.

Irene estaba llorando, y el senador miraba al niño con una expresión tímida, casi de temor, que Kate nunca conoció en su padre.

-Sí -le contestó Nicky- Estos son tus abuelos.

Estaba de pie junto al niño, y tenía una mano puesta sobre su hombro.
El sendor miró a Kate y a Nicky.

-Quiero pedirles disculpas por todo -dijo.

Nicky asintió sin decir nada, y luego tomó a Kate de la mano.

-Ojalá no tuviera que marcharme a Honolulú esta noche -dijo acercándose todo lo que le permitía su abultado vientre.

Kate le puso las manos en las mejillas.

-Oh, pobrecito -le dijo con burla.

Nicky le puso la mano en el vientre.

-¿Cuidarás bien de tu hijita, verdad?

-Sí -le aseguró Kate.

Se besaron y Kate deseó que en aquel momento hubieran estado solos para poder llevarlo a su espaciosa habitación y despedirse a gusto.
Cuando Nicky se marchó para el aeropuerto Kate regresó al salón y encontró a su madre sentada junto a la chimenea, contemplando con ternura a Gil y al senador mientras colocaban los regalos bajo el árbol de Navidad.

-¿Puedo darle su regalo al abuelo, mamá? -le preguntó Gil.

-No -respondió Kate colocándose sobre las rodillas la colcha que tejía- Todavía faltan tres días para Navidad.

-Vaya por Dios -protestó el senador.

-¡Por favor! -insistió Gil.

Kate tuvo que rendirse. Al fin y al cabo, era Navidad y ella no era amiga de la disciplina estricta.

-Está bien,pero sólo uno.

-Nuestros regalos llegarán más tarde -le dijo el senador a su hija cuando el niño salió para ir a buscar la colección de sellos australianos que iba a regalarle a su abuelo.

-En un camión de reparto -añadió Irene.

Kate se echó a reír y continuó concentrada en su costura.

*****

Dos días más tarde, por la mañana temprano, cuando dejó de nevar, Nicky se metió en la cama a su lado y la estrechó en sus brazos.

-Hola, señora Byrne -le susurró al oído

-¿Quién eres tú? -respondió Kate con un bostezo.

Nicky posó una mano cálida sobre su vientre.

-Muy graciosa. Dime, ¿qué tal te ha ido con el senador?

-Bien. Después de estos días ya no volverá a insistir en que vuelva a trabajar con él. Ya he dejado bien claro que me conformo con mi puesto de vicepresidenta de la asociación de padres y profesores del colegio de Gil, y que no quiero llegar más lejos en política.

-¿Cómo lo ha tomado?

Kate soltó una carcajada al recordarlo.

-Se puso furioso, pero no consiguió intimidarme, porque tenía puestas las orejas de Mickey Mouse de Gil, y estaba muy gracioso.

Nicky rió y la estrechó muy fuerte.

-Voy a dormir -anunció.

Ah, no, eso sí que no -respondió Kate.


FIN
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